lunes, 29 de junio de 2009

Las mil y una curiosidades del Cementerio de la Recoleta

Recientemente, Diego M. Zigiotto, Licenciado en Periodismo, publicó un libro titulado:"Las mil y una curiosidades del Cementerio de la Recoleta", cuya edición estuvo bajo el cuidado del Grupo Editorial Norma.

El libro incluye un plano, para poder seguir el camino que nos propone el autor, y es una guía indispensable para entender a esta gran necrópolis argentina y saber quién mora en cada uno de sus sepulcros, ornados con placas recordatorias, magníficas esculturas y monumentales mausoleos.

Luego de su exitoso libro "Las mil y una curiosidades de Buenos Aires", Diego M. Zigiotto nos demuestra, otra vez, que la historia y la ciudad de Buenos Aires guardan curiosidades y hechos insólitos. Su nuevo libro es una invitación a descubrirlos.

Hasta la fecha, han sido varios los textos editados sobre este singular y magnífico cementerio, tan visitado por los turistas extranjeros, pero mas allá de la excelencia de los mismos, la riqueza fotográfica o el cuidado en las ediciones, todos adolecían del mismo defecto: una visión parcial sobre los que allí reposan, sus historias o la estupenda arquitectura de los mausoleos. El libro, que hoy damos a conocer, tiene el mérito de proponer un recorrido posible, pero mucho más amplio, en el que se describen -mas allá de lo que pueda complementarse en el futuro- gran parte de la vida y obra de los moradores de este estupendo campo santo.

El cementerio de la Recoleta está considerado como una de las mejores obras arquitectónicas de Buenos Aires y junto al Pere-Lachaise de París y al Staglieno de Génova son, quizás, los cementerios más emblemáticos del mundo. Su gran reputación, su particular estilo y el hecho de que quienes reposan en el mismo forjaran la historia argentina, han contribuido para convertirlo en una de las mayores atracciones de la ciudad de Buenos Aires.

Han sido numerosas las veces que hemos recibido la visita de nuestra familia francesa, siempre interesada en visitar las tumbas de sus antepasados. Guiados en cada ocasión por algún familiar, hasta la fecha no teníamos un libro que reflejara no solo la historia de la Recoleta, sino también un poco de la historia de nuestra gran familia.

A partir de ahora, el libro de Zigiotto debería formar parte de nuestro acervo familiar, porque en él están descriptas todas las bóvedas de la familia García-Mansilla y en cada caso relata pequeñas anécdotas de nuestros antepasados que son parte de nuestra historia de familia.

Hagamos un rápido repaso sobre su contenido:


Los García de Sobrecasa, están incluidos en el número 26 bajo el título "La familia García". Se los cita por sus nombres y con el agregado de subtítulos que pretenden destacar parte de su vida o actuación -página 91 y subsiguientes- . Allí está nuestro genearca familiar : "D. Pedro Andrés García: de militar a geógrafo (1758-1833)" ; su hijo, "Manuel José García: perder terreno (1784-1848 )" - debo decir que a mi juicio el subtítulo no fue muy féliz. No se puede limitar más de 25 años de actuación pública del primer Ministro de Hacienda de nuestro país y posteriormente ministro de los gobiernos de Bernardino Rivadavia, Martín Rodríguez, Juan José Viamonte (7), Juan Galo de Lavalle (89) y Juan Manuel de Rosas (71), a una misión que por más equivocada que pueda considerarse, deja en el olvido muchos de sus grandes aciertos - ; su nieto: "Manuel Rafael García (1826-1887): el Romeo de Eduarda" - en esta historia, el autor incurre en un pequeño error. Manuel Rafael, nuestro tatarabuelo no era el hermano menor de Manuel José, fue su único hijo-; "Eduarda Mansilla: Una escritora pionera" (1834-1892)Un homenaje merecido, que no podía faltar en un recorrido de la Recoleta ; su bisnieto Daniel García-Mansilla: y de premio...¡sacerdote! (1866-1957). Sin duda, tío Daniel culminó su vida de la mejor manera.



Los Aguirre, tienen su historia bajo el número (171) en las páginas 272 y 273. Es una pena la omisión de quién fue el genearca de esa familia argentina: Agustín Casimiro de Aguirre, quién arribó a Buenos Aires el 8 de septiembre de 1744, en comisión del Real Consulado de Cádiz y de su hijo Manuel Hermenegildo Aguirre (1786-1843), patriota que contribuyó con fuertes donaciones a los gastos originados por las invasiones inglesas, que desempeñó una misión diplomática ante los EE.UU., en 1817, enviado por el General José de San Martín, a fin de adquirir cuatro fragatas y gestionar el reconocimiento de las Provincias Unidas, miembro del Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, que votó contra la destitución del Virrey Cisneros, Ministro de Hacienda de Mariano Balcarce y cuya casa denominada los Altos de Aguirre, estaba al costado del Cabildo en la Plaza de Mayo.



La familia Mansilla, tiene su espacio en el número (268) bajo el título: "La bóveda de los Mansilla." Página 383 y subsiguientes. Allí en relatos muy amenos y de citas del libro "Memorias" de nuestro tío Lucio Victorio, se habla de nuestro cuarto abuelo el General Lucio Norberto Mansilla, de nuestra cuarta abuela Agustina Ortíz de Rozas, cuyos restos reposan en una urna bajo el nombre de: Agustina de Rozas de Mansilla, una más de las tantas curiosidades del apellido Ortíz de Rozas, utilizado por cada uno de sus miembros como mejor le parecía y obviamente de nuestro tío tatarabuelo Lucio Victorio.



Los Ortíz de Rozas, están el número (71) con el sugestivo título;: "Rozas y Rosas". Página 148 y subsiguientes. Se relatan historias referidas a nuestros cuartos abuelos Agustina López Osornio y León Ortíz de Rozas: los padres del restaurador; de "Juan Manuel de Rosas: el polvo de sus huesos (1793-1877)" de "Ercarnación Ezcurra: luto federal (1795-1838)", de "Gervasio Rozas: el solterón (1801-1855)·, de "Prudencio Ortíz de Rozas: a Sevilla y con Palacio (1800-1857)" y de "Juan Manuel Ortíz de Rozas: el nieto", que también fue gobernador (1839-1913)

La familia García-Mansilla, cuyo primer varón fue nuestro bisabuelo Manuel José, forma parte de este libro en el número (173) bajo el título: Manuel José García-Mansilla: el honor y el reloj (1859-1910), con una foto de la estatua que lo recuerda y en la que relata una historia muy apreciada por nuestra familia, que resume la personalidad de quién fuera para la Marina Argentina, un ejemplo de cultura y de soldado. Nada mas acertado que la elección de esta historia para mostrar a este digno almirante argentino.

También forman parte de este magnífico libro, varias queridas familias emparentadas con nosotros, como los Ocampo (119), los Uriburu (70) (191), los Gálvez (51),los Terrero (56) y los Anasagasti (169) entre otros.

Como verán un trabajo de investigación de envergadura que merece nuestro sincero reconocimiento. Recomendamos a toda la familia adquirir un ejemplar de este libro y recorrer el lugar donde reposan nuestros ancestros, instándolos a efectuar una plegaria por el descanso eterno de todos los que nos precedieron en esta vida.

Para quienes tengan interés en adquirir este libro, pueden hacerlo en la Libreria Ulpiano, la que se encargará de proveerlo a cualquier miembro de la familia interesado en tener un ejemplar.

NOTA: Los números entre paréntesis que se indican a continuación de cada nombre, corresponden a las personas que cita el autor en el recorrido que propone.

lunes, 8 de junio de 2009

Nuestra querida Francia. La ruta del champagne.

Francia es un país muy querido para los García-Mansilla, ella ocupa un lugar especial en nuestros corazones. Allí habita gran parte de nuestra gran familia y fue en esa noble tierra de San Luis, donde se formaron intelectualmente y vivieron felices, durante largos años, nuestros bisabuelos. Allí, también, representaron con honor a la Argentina los fundadores de nuestra rama: Manuel Rafael García Aguirre y Eduarda Mansilla Ortíz de Rozas.

La diversidad de Francia es enorme. Ningún otro país, de ese tamaño, tiene tal variedad de paisajes, flora y costumbres.Es nuestra intención ir publicando, en nuestro blog familiar, algunas artículos que reflejen su cultura y sus gentes.

Los franceses se consideran latinos en primer lugar, una nación mediterránea, saben que tienen un peso moral e intelectual en la historia del mundo, viven con sus contradicciones, su imagen de brillo e importancia y jamás dejan de buscar el modo de impresionar. Por ello, su símbolo es un gallo y como dice Flora Lewis: "El gallo galo es vivaz, exhuberante. Su canto resuena y despierta a la gente cuando menos se espera."

La ruta del champagne.



La historia del champagne es la de un éxito que le debe mucho a las casualidades. Y si hoy no hay fiesta que no sea consagrada por el plop del corcho, lo cierto es que las cosas no siempre fueron así. Hace apenas tres siglos, este vino blanco y burbujeante era llamado vino del diablo. Bajo la presión de la efervescencia, los corchos saltaban o las botellas explotaban en las bodegas, haciendo perder a los campesinos buena parte de lo logrado durante la vendimia.

Hasta que alrededor de 1670 un monje, Dom Pérignon, mejoró a la vez la calidad del vino y su espuma, asegurando su añejamiento en botellas más gruesas y con corchos bien sujetos. ¿Hará falta aclarar que Pérignon es el santo de la bonanza económica de toda la región? Sin embargo, hoy, si tuviese la facultad de volver a Hautvillers, pueblito donde realizó sus experimentos, se llevaría la sorpresa de no poder usar su nombre, que fue registrado comercialmente en forma exclusiva por una de las casas de champagne de la región.

Champagne se encuentra al este de París, desde donde bastan pocas horas para llegar a Reims, la capital regional, y emprender la gira de los productores. Pero sin siquiera haber tomado una primera copa, la ruta se desdobla como si fuera un chiste de beodos: en realidad hay una ruta en el norte del viñedo, entre Reims y Epernay, y otra en el sur, en la región de Troyes.

Son dos partes muy distintas, y los conocedores tienen sus preferencias bien establecidas entre los champagnes de una y otra. Los viñedos del Norte, alrededor de Reims y Epernay, son mayoritariamente Chardonnay y Pinot Meunier. En el Sur, sobre la Côte des Bar, el principal cepaje es el tercero autorizado para la producción de champagne: el Pinot Noir.

"Estas uvas son prensadas sólo en parte, no del todo como para la producción de otros vinos, para que el jugo se mantenga claro, sin el colorante de la piel de la uva", explica Sarah, una inglesa que vive en la región y trabaja en la promoción de sus recursos turísticos, con el champagne a la cabeza.

Sea cual fuerte la región, los viñedos comparten una prolijidad tal que visto desde lejos el paisaje parece a veces artificial. Las rutas se deslizan plácidamente entre tierras rayadas como las líneas de un cuaderno verde, sólo interrumpidas por los mojones que indican cada parcela. Muchos llevan el nombre de reconocidas casas productoras; no sólo cuando son las dueñas de los terrenos, sino también cuando las arriendan a sus propietarios para explotar las vides y abastecerse de uvas. Jean-Hervé Chiquet, director de la casa Jacquesson & amp; Fils de Epernay, cuenta al descorchar una botella para degustación que "en las mejores tierras de Champagne, una hectárea de viñedo se puede cotizar hasta un millón de euros, y pasa de generación en generación en las mismas familias como un verdadero tesoro".



Secretos de enólogo

El viñedo está clasificado en tres partes, según la calidad de las uvas que se cosechan en cada pueblo. En francés estas zonas se llaman crus , y primero están los grands crus , luego los premiers crus y finalmente, los champagnes sans crus (esta última denominación representa el 82% del viñedo, y aunque de menor calidad de uva sigue siendo champagne auténtico). Fuera de estos límites se producen vinos blancos o ratafia , aperitivo dulzón y azucarado. En estas zonas se pueden cultivar sólo Pinot Noir, Chardonnay y Pinot Meunier, seleccionados con el paso de los siglos por su rendimiento y gusto.

François Hautekeur, enólogo de la casa Veuve Clicquot, cuenta: "El secreto de cada enólogo reside en el maridaje entre vinos de los distintos crus creados por una misma casa. Se maridan también las cosechas de distintos años y cepajes. Cada uno tiene sus preferencias y composiciones, pero el objetivo es el mismo: lograr el mejor champagne. Sin embargo, los especialistas podemos reconocer los terruños de las uvas utilizadas al probar un champagne, y descifrar la visión y el estilo de quien lo hizo".



Este nivel de profesionalismo no existía en la época de Dom Pérignon, que realizaba sus pruebas de manera empírica. El champagne se fabrica con una primera fermentación alcohólica; luego se procede a los maridajes de cepas, terruños y cosechas. Sigue el proceso con una segunda fermentación en botella (un método originario de la región) para luego descansar en subsuelos. El último paso antes del acondicionamiento para la comercialización es el remuage : se mueven las botellas para eliminar los depósitos formados. Si bien la mayoría de las casas lo hacen mecánicamente, algunas siguen teniendo sus remueurs (removedores) profesionales, capaces de manipular hasta 40.000 botellas en un día.



En 1718, hará pronto 300 años, un cronista destacaba el gusto de los franceses por este vino espumante. La primera casa fue la de Nicolas Ruinart, fundada en 1729 y nacida como respuesta a una demanda creciente en la corte y la gran burguesía parisiense y londinense, los dos primeros mercados del champagne. Poco antes, el diplomático y político Charles de Talleyrand, gran amante y conocedor de las buenas copas, solía decir que el champagne es el vino de la civilización. Nada mejor para comprobarlo que seguir las rutas que llevan directamente a sus fuentes, entre Reims, Epernay y Troyes.

Por Pierre Dumas
Para LA NACION

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