sábado, 14 de mayo de 2011

ALVARO BARROS, FUNDADOR DE OLAVARRÍA

Alvaro Barros, el fundador de Olavarría, murió el 13 de enero de 1892 en la ciudad de Buenos Aires. Olavarría no le concedió honras fúnebres. Para la política de la época, envuelta en las pequeñas rencillas de cada día, la figura de ese hombre no tenía la importancia que se le daba a cualquier comerciante o funcionario del momento ni la que él tenía a nivel nacional. Estaba todavía demasiado cerca la fundación con sus medidas económicas -entre ellas las experiencias de cultivo de trigo del mismo Barros-, las primeras industrias, la gran inmigración, y los tiempos del nuevo pueblo ya no eran los de la avanzada pobladora y los malones.

No se le dio a la ciudad su nombre ni su estatua preside la plaza principal. Pasaron muchos años hasta que los estudiosos locales descubrieron sus cualidades humanas y cívicas y se lo homenajeó en la plaza que lo recuerda.

Recorrer su vida en esta zona y leer su obra "Fronteras y territorios federales de las pampas del sud" (1872) nos acerca a los primeros tiempos de Olavarría.

¿Quién era Alvaro Barros?

Había nacido en Buenos aires el 18 de marzo de 1827, hijo de Alvaro Santiago Barros, descendiente de una ilustre familia de Tuy, Galicia. Su padre había sido cadete del Regimiento de Granaderos a Caballo fundado por San Martín y había participado en la guerra con Brasil. Por la persecución del partido rosista tuvo que emigrar con su familia a Montevideo. Allí formó parte del grupo Libertad y actuó como agente secreto de Juan Lavalle. Regresó a Buenos Aires después de la batalla de Caseros y fue nombrado comisario de guerra del ejército en la Frontera Sur. Luego fue juez de paz en San Nicolás y más adelante prefecto marítimo y tesorero de la Aduana de la capital. Es por esta trayectoria del padre que se aplicó a Alvaro Barros el viejo refrán español "de casta le viene al galgo". Sería un casta muy ligada a la provincia de Buenos Aires y la frontera también por su madre, Manuela García Ferreyra, hija del coronel Pedro Andrés García, autor de los libros "Diario de un viaje a Salinas Grandes-1810" y "Memoria sobre la navegación del Tercero y otros ríos que confluyen al Paraná", entre otros. En 1920 entregó a pedido del gobernador Soler un informe sobre la provincia, en el cual resaltan los párrafos destinados a pedir la humanización de las relaciones con los indios y la necesidad de eliminar la corrupción y la violencia.

Esa era la formación familiar de Alvaro Barros cuando, después de vivir los eventos que llevarán desde Caseros hasta la separación de Buenos Aires entre 1852 y 1862, llega en 1855 a Azul.

El año 1855 es crítico. En Tapalqué hay una gran invasión de los indios, que toman prisionero al Juez de Paz Ezequiel Martinez. Bartolomé Mitre (Ministro de Guerra y Marina) viene a poner orden pero se produce la derrota sin combate de Sierra Chica.

Alvaro Barros es enviado a Azul y nombrado ayudante del general Manuel de Escalada. Más tarde pasa a ser Segundo Jefe del Cuerpo de Coraceros al mando de Nicolás Ocampo. Su actuación más importante tiene lugar en la batalla de Tres Arroyos. Junto a las acciones que se conocen como la batalla de Pigué, devuelve la moral a las tropas y obliga a Calfucurá y sus aliados a replantear su ofensiva.

Existían la tropa de línea y la Guardia Nacional, que debía cuidar el interior de la provincia de Buenos Aires con soldados profesionales y no sólo con pobladores sorteados para ese empeño. Su situación era precaria, con 350 hombres mal aprovisionados y armados. En 1865 vino a completar el cuadro de dificultades la guerra contra el Paraguay. Había, así, dos frentes de permanente batalla mientras la frontera quedaba aún más desguarnecida por la movilización al frente paraguayo. Es entonces que Alvaro Barros es nombrado Comandante del Regimiento 11 de Infantería de Línea y 2° Jefe de la Frontera del Sud y Costa Sud. Llegó con dieciseis oficiales y con un grupo de voluntarios y se encontró con el coronel Benito Machado, que le traspasaba el cargo de encargado de esa sección de la frontera.

Lo primero que enfrentó fue la corrupción, que llevaba al comercio ilegal de buena parte de las provisiones destinadas a los indios y al comercio del botín de las correrías y malones en la propia frontera. Donde aparecían registrados 800 caballos había 365, donde figuraban 900 soldados había 339. Se debían sueldos y se mantenía el gasto de un escuadrón que no había llegado a crearse. Comunicó sus observaciones y el resultado fue un enfrentamiento con Machado, que lo llevó a renunciar.

Durante su renuncia se produjo la gran invasión en Tapalqué, con pérdida de cautivos y 30.000 cabezas de ganado, sin que se les persiguiera. Al llegar Alvaro Barros firmó un acuerdo con Calfucurá con mutuas devoluciones de prisioneros y con el pago a los indios de raciones atrasadas. Poco después Barros fue ascendido a Teniente Coronel y propuso la fundación de Olavarría en un sitio que ya el coronel Ignacio Rivas había señalado como adecuado.

En marzo de 1867 el Gobernador Adolfo Alsina visitó Azul y desde allí fue a Olavarría, "que ya tenía seis manzanas pobladas". En una carta que manda Alsina desde Tandil durante ese viaje de revista, dice: ´El día siguiente de mi llegada lo pasé en el campamento del Comandante Barros situado a diez leguas del Azul sobre el arroyoTapalqué. Les aseguro a ustedes que el buen orden de las construcciones, tanto de cuadras como de corrales, etc, hace honor a la inteligencia y contracción de aquel jefe. A espaldas del campamento existe ya un plantel para el pueblo y mi opinión es que dando allí la tierra con generosidad se podría llegar a formar un centro de población que contribuya poderosamente a la defensa´.

Alvaro Barros hizo plantar trigo de gran calidad y utilizó trabajo de indios para acercarlos a la población. Hasta proyectó crear una sociedad con los oficiales, que no pudieron hacerlo por no recibir su paga, lo que les hubiera permitido comprar semilla y herramientas. Fue un empresario llamado José Barés quien más adelante cosechó un trigo de excelente calidad.

Es largo y apasionante seguir la vida de Alvaro Barros en la frontera, sus relaciones con Calfucurá y sus realizaciones civiles relacionadas, como era lo corriente entre los militares de su tiempo, con la afiliación a la logia masónica de Azul. También su obra como escritor, que trascendía de la crónica o el ensayo militar.

Su trayectoria, que incluye el cargo de gobernador de la Patagonia, lo aleja de Olavarría. Es interesante señalar que tanto sus chacras como un solar situado frente a la plaza central de Olavarría, no pudieron ser escriturados porque no podía ocuparlos por un año corrido como era requisito y no quería poner personero -algo alejado de su estricta moral-. Para los que hoy son los lotes situados en Vicente López desde el Banco de Olavarría hasta la esquina de Gral. Paz tenían lo que se llamaba "vocación de propiedad" los militares Supisiche, Levalle y Alvaro Barros. Sólo Levalle fue efectivamente vecino por el tiempo de ley, escrituró y más tarde vendió su propiedad al señor Rendón.

En 1911 se le dio el nombre de Alvaro Barros a esa plaza y en 1967, año del Centenario de la Fundación, sus hijas trajeron la urna con sus cenizas, que descansan al pie del monumento, obra del escultor porteño Roberto Capurro.

Alvaro Barros, como hemos dicho, fue un importante escritor dentro de la tradición de los estudiosos de Historia y Estrategia, aunque también publicó notas literarias y cuentos.

Su obra:
Fronteras y territorios federales de las Pampas del Sud. Indios, fronteras y seguridad interior.
Actualidad financiera de la República Argentina
La guerra contra los indios
La política brasilera y la juventud argentina (en colaboración con Carlos Luis Paz)
El Ejército y el Reglamento del Coronel Lucio V Mansilla
Memoria especial del Ministro de Guerra
Informe al Ministro de Guerra de 1878
Memoria de la Gobernación de la Patagonia
Conformación de la defensa del Tte Cnel don Ricardo Méndez
´La mulita del Teniente´,cuento publicado en la Revista del Río de la Plata, y otros relatos

ALVARO BARROS – Un militar digno
María Inés Cardenas de Monner Sans
Editorial Leviatan-1992

1 comentario:

rodrigovazquez420 dijo...

El Monumento original que contiene la urna con las cenizas de Alvaro Barros fue diseñado por el arquitecto Hector Vazquez Brust de Olavarria.

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