lunes, 19 de agosto de 2024

Premio Contralmirante Manuel José García-Mansilla. La historia del reloj perdido.

          El próximo viernes 4 de octubre de 2024, se festejará un nuevo aniversario de la creación de nuestra querida Escuela Naval Militar. La familia García-Mansilla, concurrirá a la Escuela Naval Militar, sita en Rio Santiago, Provincia de Buenos Aires, para hacer entrega del 78ª premio: Contralmirante Manuel José García-Mansilla”. en el marco de los actos a llevarse a cabo con motivo del 152º aniversario de la creación de dicha institución.

    En dicha ceremonia,  se entregará el galardón - consistente en un reloj naútico - al cadete de III año      Francisco Crouset, quién fuera seleccionado entre sus compañeros por poseer las más altas virtudes militares, en especial aquellas relacionadas con la ética. Para tal fin,  se realizará una formación presidida por el señor Director de la Escuela Naval Militar, Contraalmirante Pablo Basso.

    Este premio fue instituido en el año 1946, por Juan Andrés García-Mansilla, hijo del Contralmirante Manuel José García-Mansilla, con el objeto de mantener vivo el recuerdo de quién tuvo la honra de presidir durante diez años a la Escuela Naval Argentina y para quien: "El porvenir de la Marina era su máxima obsesión y objetivo. Anhelaba verla grande respetada y querida por propios y extraños y a ella entregó sus mejores dones y sus esperanzas", siendo uno de los más altos exponentes de los oficiales de la Armada Argentina a lo largo de su vasta y rica historia.

    Con el grado de Contraalmirante - el más alto de la marina de aquel entonces - en actividad y ejerciendo el cargo de Director de  la Escuela Naval Militar, Manuel José García-Mansilla murió un jueves 18 de agosto de 1910, cuando se le computaban 35 años, 7 meses y 8 días de servicio.

    Durante los años que ejerció la dirección de la Escuela Naval, años 1900 -1905 y 1906-1910, egresaron las promociones N° 26 a 29 y 31 a 35, con un total de 18o oficiales argentinos y 7 extranjeros de Bolivia, Paraguay y Uruguay.

    Fue el primer director que falleció en el ejercicio de su cargo.



        Fue sepultado en el cementerio de Recoleta de la ciudad de Buenos Aires, luego de que el cortejo fúnebre se desplazara por Buenos Aires con una importante escolta naval y recibiera los máximos honores militares. Entre las personalidades que lo despidieron, se encontraba el Contraalmirante Atilio Barilari, que habló en nombre del gobierno nacional, expresando con sentidas palabras:

               "El Contraalmirante García-Mansilla,  factor importante y principal en el número de los que han contribuido a regenerar nuestra marina de guerra, deja una estela luminosa que puede servir de guía a los que están llamados mañana a regir sus destinos, y es por eso que su nombre será por largo tiempo repetido, cada vez que se tenga por delante un problema que resolver sobre su desenvolvimiento futuro, o sobre la aplicación de medios que deban mantenerlo fuerte, ilustrado y eficiente. 

    La distinción que se entrega, tiene su origen en una episodio ocurrido en al año 1878, a bordo de un buque de guerra francés y se lo recuerda con el nombre: “La historia del reloj perdido” ¿Porque?

    Evocar los hechos, nos obliga a remontarnos al año 1878. En aquel entonces una fragata acorazada francesa denominada "La Victorieuse" partió del puerto de Port Said, Egipto y navegaba raudamente rumbo a su destino. No era solo un buque-escuela. Era un crucero a vela y vapor de 4500 toneladas, que zarpó con una misión específica: reprimir una sublevación de presidiarios en Numea, Nueva Caledonia.

       
Fragata blindada "La Victorieuse", nave insignia de la escuadra francesa
del Pacífico Sur al mando del Contralmirante  Abel Aubert du  Petit- Thouars.

    Cuando se encontraba en aguas del Canal de Suez a la medianoche, fue necesario ejecutar cambios en la disposición del velamen. El oficial de guardia en el puente que conducía la maniobra era el Teniente Manuel José García-Mansilla. Inesperadamente, un marinero cayó al agua. Su búsqueda comenzó de inmediato. Iluminándose con faroles García-Mansilla lo divisó y gritó: ¡Hombre al agua!

    ¿Que hacer? Un oficial en servicio no puede abandonar su puesto. Sin embargo, al ver un camarada en peligro, solo dudo un instante. Se arrojó sin más vacilaciones al para socorrer a su subordinado, quién gritaba desesperado solicitando auxilio.

    Mientras tanto, el capitán del buque alertado por la marinería que estaba de servicio, comenzó a realizar una maniobra en círculo para posicionarse cerca de la boya arrojada al mar desde el barco.  Divisaron al joven Teniente argentino, quién había llegado hasta el marinero y comenzaba a arrastrarlo hacia la boya salvavidas.

    Exhaustos llegan a cubierta. El  joven héroe recibió efusivas expresiones de aprobación de los tripulantes del buque. Sin embargo, posteriormente fue confinado en su camarote para analizar su conducta. El abandono del puesto de mando, era una pena que se castigaba con cierto rigor. No obstante la reglamentación vigente, el comandante de la escuadra francesa del Pacífico Sur, contralmirante Abel Aubert du Petit-Thouars,  le hizo saber que apreciaba su acción y que ponderaría las causas que originaron su decisión en una situación tan extrema.

    La fragata retomó el rumbo y continuó su navegación. Pasado el tiempo, arribaron a puerto un domingo. Después de una misa a bordo, el capitán del buque ordenó que todo la tripulación se formara en cubierta para llevar a cabo una ceremonia.

    Se escucha una voz estentórea que con voz marcial dice: ¡Enseigne García-Mansilla, un paso al frente! La mente del oficial aludido era un volcán en ebullición. ¡Llegó mi hora!,  pensaba tristemente. Me aplicarán una sanción ejemplar. ¡No importa, la merezco! Un oficial debe asumir la responsabilidad de sus actos y reflexionaba, no me sentiré tan mal, ya que he salvado una vida. Se cuadró marcialmente ante su comandante y esperó el veredicto.

    Enorme fue su sorpresa, cuando el oficial al mando, comienza a ensalzar la acción llevada a cabo por el oficial García-Mansilla y le comunica que el Presidente de Francia, lo ha condecorado como oficial de  la Legión de Honor en grado de primera clase por su valentía y solidaridad. No menor fue su emoción al escuchar los acordes del himno nacional argentino, que,  en secreto habían ensayado los músicos de la banda para la ocasión..


    Enchido el pecho, una gran emoción lo embarga. Sus ojos están llenos de lagrimas. Su pensamiento vuela hacia quiénes le dieron la vida. Que orgullo sentirá mi padre:  Manuel Rafael García Aguirre!  quién entonces se desempeñaba como Ministro Plenipotenciario de la República Argentina ante el gobierno argentino de los Estados Unidos de Norteamérica. Que alegría inmensa la de mi madre Eduarda Mansilla Ortiz de Rozas, al ver que su “Manuelito”sin dudar, puso en peligro su vida, para salvar la de un semejante.

    Años después, cuando le cupo el honor de conducir la Escuela Naval Militar Argentina, grabó a fuego en los futuros oficiales, una consigna que la Armada Argentina ha honrado permanentemente: "Un hombre de mar nunca abandona a otro hombre de mar en peligro" No importa tiempo de paz o en medio de un conflicto, amigo o enemigo.

    En la paz de su camarote, comenzó a escribir una carta a su madre, para relatarle  lo acontecido:

"Canal de Suez, 9 de noviembre de 1878

Querida Mamita:

Al momento de mi partida de Port Said, he recibido la agradable noticia de mi promoción al grado de “enseigne" - Teniente de Corbeta -. El Almirante en persona me lo ha comunicado y me dijo que lamentaba no disponer de camarote para ofrecerme y que, si yo lo deseaba, me autorizaba y me dejaba la decisión de desembarcar de inmediato. Le respondí que no tenía inconveniente en permanecer en mi puesto y que podría desembarcar más adelante en Nouméa o en Valparaíso.

Anuncié la noticia a mis camaradas, quienes me felicitaron sin demasiado entusiasmo, pero ello poco importa. Por otra parte, los tranquilicé al decirles que no tenía la intención de ganarme los dos galones ni de considerarme superior a ellos con mi acción. Siempre esperaba mostrarme digno del grado que mi gobierno me confiriese y el azar hizo que una circunstancia se presentara para ello: anoche, mientras navegábamos por el Canal entre Imeliaj y los lagos amargos, un hombre de la tripulación cayó al mar cuando embarcaba en una lancha que se encontraba sobre la borda.

    Fui uno de los primeros en advertirlo, lancé el grito “¡Hombre al agua! Y luego salté. Había dudado unos segundos porque temía que me sobreviniera un ataque como el que me ocurrió en Boulogne y estaba, además, completamente vestido. Pero me sonrojé de haber dudado siquiera un segundo e inmediatamente ya estaba en el agua. Después de algunas brazadas ya arrastraba al hombre, que se recuperaba de su pánico y que, por otro lado, sabía nadar. La boya salvavidas fue utilizada de inmediato y pronto estuvimos ambos sobre ella. La Fragata, que se había detenido, nos envió poco tiempo después una lancha de salvataje.

    De regreso a bordo fui compensado de mi aflicción por los fuertes apretones de mano de mis compañeros, las miradas de admiración de la tripulación y la felicidad que se siente después de haber cumplido con el propio deber. El Almirante me hizo llamar y con algunas palabras me hizo sentir que apreciaba mi acción.

    Sólo hay un inconveniente: mi viejo reloj, que se empapó de agua salada, ha quedado en un estado lamentable. Te lo enviaré a Francia probablemente, si no encuentro buenos relojeros en Suez o en Adén.  Pierdo mi reloj, es verdad. Pero será reemplazado por la medalla de salvataje: hay compensación.

    Gano además la estima de la tripulación y la consideración de mis superiores.

    Te beso tierrnamente, mi querida Mamita, y estoy contento por Papá y por ti de esto que me está sucediendo.

    Tu hijo que te ama.

    Manuelito"



    Por su parte, el Contralmirante Abel Aubert Du Petit Thouars. en carta enviada al Ministro de Marina francés, comentaba el hecho de este modo:

Victorieuse, Canal de Suez, 9 de noviembre de 1878.

Almirante:

Vuestro joven protegido se ha empeñado en justificar la buena opinión que teneís de él. Ayer, marchando en el canal, cayó por la proa un hombre al agua y pasó debatiéndose por el fuerte remanso producido a lo largo del casco por el movimiento del navío en este canal estrecho. García Mansilla, que se hallaba en la toldilla, arrojóse inmediatamente al agua.

Como le manifesté al ministro, el peligro, si no era extremo, era por lo menos grave, y me parece justifica debidamente el pedido de una medalla de salvataje de primera clase que hice para él. Cual me lo dice usted, es un simpático joven.

Ha recibido vuestro despacho anunciándole su nombramiento de alférez de navío pero a mi no me fue comunicado,él desea seguir con nosotros conservando el puesto de sus camaradas, hasta las costas de Chile. Opino que tiene razón.

Adiós almirante, os renuevo las seguridades de mi mas respetuosa consideración.

E Dupetit Thouars.

    A bordo de dicha nave nuestro García-Mansilla recorrió las costas del Mediterráneo, canal de Suez, Australia y mares del Pacífico, llegando a Chile en la época de la guerra con el Perú.

    Tras dos años de navegación regresó a Francia en 1880 por el Estrecho de Magallanes, en la corbeta mixta "Hugon" completando de esa forma la vuelta al mundo. Tenía 21 años, poseía la Legión de Honor y era el segundo argentino en dar la vuelta al mundo, después del Capitán Tomás Espora.

    Es deseo de la familia García-Mansilla, al entregar este premio al abanderado de la Escuela Naval, mantener encendida la llama que inspiró a nuestro antepasado durante toda su vida.



El Teniente Coronel Manuel José García-Mansilla, entrega el premio en el año 1986 al Cadete de III Año
 Carlos María Allievi, hoy Jefe del Estado Mayor General de la Armada Argentina

                                                                                   
    La familia García-Mansilla espera que cada oficial de nuestra armada argentina, se haga merecedor, por su conducta a recibir el honroso homenaje que recibió el Almirante Manuel José García-Mansilla de parte de sus camaradas de armas, con motivo de su muerte prematura: , bajo el título de: "Era un ejemplo de soldado y de cultura" 

"El Contralmirante García-Mansilla,  por sus orígenes de raza representaba con orgullo la continuidad de un nombre histórico, la distinción de su cultura clásica denotaba en él cualidades extraordinarias, sus elevadas condiciones intelectuales anunciaban al hombre destinado a brillar en la ruda carrera que eligiera y de la cual era uno de sus hijos predilectos".


"Digno, altivo, honrado, estudioso, gran caballero, gran militar, vivió rodeado del respeto de todos, entre los cuales brilló siempre y de los cuales fue el primero en la hora crítica de las responsabilidades"


"Los que no conocieron al talentoso Almirante en la lucha de la labor diaria, los que no supieron apreciar su dotes de su preparación vastísima, dificilmente podrán aquilatar en su justo valor, lo que representa esta pérdida, ella nos deja un vacio que no será llenado por mucho tiempo desgraciadamente"


"Severo en la disciplina, pero afable y circunspecto, conocedor de todo lo que se necesita para llegar a la meta de las aspiraciones mas nobles, era un maestro verdadero, el confidente de los alumnos que el Estado le confiara, para imprimir en esas almas jóvenes el hálito superior de energías y grandezas, mostrándoles  una vida de honor y el ejemplo sin reproches de una conciencia pura"

Es el mejor epitafio al que puede aspirar un marino.

    Estas palabras resumen la personalidad de nuestro querido antepasado. Esa es la meta que creemos deben buscar quienes aspiran a formar parte del cuadro de oficiales de nuestros hombres de mar. Nosotros sus descendientes, entregamos este reloj, convencidos que el camino elegido por quién inspiró este galardón debe iluminar la vida de todo oficial de marina. Esperamos que ese futuro oficial que recibe hoy el premio comience o continue una estirpe que enorgullezca a sus descendientes y a la armada argentina.

(1) Boletín del Centro Naval de agosto 1910 - Tomo XXVIII, Número 321 


CONTRAALMIRANTE MANUEL JOSÉ GARCÍA-MANSILLA. 114° ANIVERSARIO DE SU MUERTE




     El 18 de agosto se cumplió el 114° aniversario de la muerte de este ilustra marino de nuetra querida ARMADA ARGENTINA.

    El óleo que ilustra este recuerdo, es obra de pintor Boni, y se encuentra en cuarto piso del Centro Naval en el 4° piso en el salón que lleva su nombre.
    Nació en Buenos Aires el 17 de febrero de 1859. Fue bautizado privadamente por el Presbítero Roque Mazeyra por encontrarse en peligro de muerte. Posteriormente el Canónigo Arcediano Felipe Elortondo le impuso óleo y crisma, el domingo 11 de diciembre de 1859- día de cumpleaños de su madre- , en la entonces Catedral Sud de San Ignacio, siendo sus padrinos, Guillermo Rawson y su abuela Agustina Ortiz de Rozas. (Libro de bautismos 5, folio 241, año 1859).
    Fue un Oficial de la Armada Argentina de fines del Siglo XIX, formado en los principios y virtudes de la marina de los tiempos legendarios, de esas épocas que tenían el sello indeleble del heroísmo de los caballeros del mar.
    Por sus méritos personales y profesionales, fue distinguido por la República Francesa con el grado de "Caballero" de la Orden Nacional de la Legión de Honor por acto de arrojo y valentía. Condecorado por el rey Humberto I de Italia como "Comendador" de la Orden al Mérito de la Corona Italiana por sus "destacados servicios en la carrera militar”.
    Condecorado por el gobierno francés con la Orden de las Palmas Académicas como “Officier de l’Instruction Publique” el 20 de marzo de 1910.
    En su carrera naval en constante ascenso, se le asignaron diversas responsabilidades, prestando servicios al comando de distintos navíos, enseñando como profesor de torpedos de la Escuela Naval, como Subdirector de la Estación General de Torpedos, más tarde al crearse la Dirección General de Torpedos por decreto del Presidente Carlos Pellegrini asumió la dirección de dicha dependencia naval, comandó la División Naval de Bahía Blanca, ejerció el cargo de Comandante de la Flota de Mar en tres oportunidades, formó a los futuros oficiales como Comandante Director de la Escuela Naval Militar durante una década y finalmente dio a conocer el profesionalismo de su institución como Comandante de la Brigada de Marina que representó a la Armada en los festejos conmemorativos del Centenario Argentino en 1910.
    Alcanzó la cúspide de la Armada Argentina al ser honrado con el cargo de Jefe del Estado Mayor General de esa querida institución naval por decreto del Presidente de la Nación José Evaristo Uriburu del 26 de agosto de 1895.
    Como expresa el Capitán de Navío Guillermo Oyarzábal, distinguido historiador naval en su obra: “La sola presencia de García-Mansilla y las nuevas promociones insuflaban aires de cambio a la conducción de la Armada y colmaba los espíritus de las razones para renovar esfuerzos en el camino del crecimiento.
    Murió en paz del Señor el 18 de agosto de 1910.

    Las repercusiones de su muerte

    El Contraalmirante Atilio Barilari, que habló en nombre del gobierno nacional, dijo entre otras cosas:
"El Contraalmirante Manuel José García-Mansilla, fue factor importante y principal en el número de los que han contribuido a regenerar nuestra marina de guerra, deja una estela luminosa que puede servir de guía a los que están llamados mañana a regir sus destinos, y es por eso quesu nombre será por largo tiempo repetido, cada vez que se tenga por delante un problema que resolver sobre su desenvolvimiento futuro, o sobre la aplicación de medios que deban mantenerlo fuerte, ilustrado y eficiente"
    El Capitán de Navío Manuel Barraza dijo en su despedida:
"La Marina sentía un legítimo orgullo teniendo entre sus filas a un hombre de tanto valor científico que, sin duda alguna hubiera hecho honor a las marinas más prestigiosas del mundo por la solidez de sus conocimientos y sus compañeros de armas que habíamosaprendido a estimarle y quererle por su valor intrínseco y que esperábamos hoy, mucho más que antes fulgurar los destellos brillantes de su inteligencia clara y bien nutrida, que le era proverbial, generamos el hondo pesar de verlo bajar a la tumba, tronchándose de un solo golpe todas las ilusiones de un hombre joven, patriota, bueno y sano, todas sus esperanzas para un futuro cercano, y todas las esperanzas cifradas en él por sus camaradas, a favor de la marina nacional"
    El periódico “El Diario” de Buenos Aires del 19 de agosto de 1910, publicó una sentida carta enviada por el Ingeniero Luiggi, enviada al director del periódico “La Patria degli italiani” que quiero compartir con mis lectores:
    “Me encuentro traspasado de dolor por la inmensa pérdida del ilustre amigo Almirante Manuel José García-Mansilla, tan súbita y y cruelmente robado a la Patria, que era el sueño de sus pensamientos, a la Marina y a la Ciencia que eran para él un culto, a los amigos que lo adoraban y a Italia a la que él amaba con afecto sincero y profundo. No sabría cómo corresponder a su deseo de ilustrar la experimentada acción del llorado Almirante en la construcción del Puerto Militar de Bahía Blanca. Puedo decirle únicamente que el voto de García-Mansilla, entonces Jefe del Estado Mayor de Marina, fue decisivo, porque tenían en él una fe completa, que nunca fue desmentida por el entonces presidente de la República Don José Félix Uriburu y el ministro de Guerra y Marina Ingeniero Guillermo Villanueva.
    “El inolvidable almirante, quería una flota compuesta de buques de poderoso armamento, bien acorazados, con máquinas poderosas y amplias carboneras, las que dado su gran radio de acción habían de ser naves de gran inmersión que pudiesen siempre entrar y salir del puerto sin preocuparse si la marea estaba alta o baja o si soplaba el “pampero” o el “viento del norte. Debía ser un puerto con suficiente profundidad de agua en todo tiempo y por esa razón debía establecerse en el Atlántico. De aquí, la elección del amplio y profundo estuario de Bahía Blanca, para la ubicación del Puerto Militar. Fue aquí cuando el almirante García-Mansilla tuvo clara la visión de los futuros destinos de la flota y nace de la adquisición del “San Martín” y el “Garibaldi”, la formación de la moderna flota argentina inspirada en criterios prácticos que la experiencia de la batalla de Tsushima confirmó brillantemente.”
    El diario La Prensa, lo despidió diciendo:
"La marina argentina está de duelo por el inesperado fallecimiento de uno de sus oficiales superiores, tal vez el más ilustrado…"
    El periódico "El Diario" manifestó:
"Era tan alto y tan legítimo el prestigio de este hombre de ciencia y de guerra, eran tan salientes sus méritos y tan grandes las esperanzas que el país tenía cifradas en su patriotismo, su abnegación y en su saber, que la prensa entera, sin distinción de ideas, ha condensado en una sola frase y en un solo concepto, el dolor intenso causado por esta pérdida irreparable (...) La Escuela Naval, los jóvenes cadetes que serán mañana los jefes superiores de la Armada, han velado el cadáver de su director, de su maestro, de ese noble jefe que fue ejemplo viviente de pundonor, de altivez y de justicia; y allí han podido, recogiendo el espíritu, prometerse imitar las virtudes del capitán y del caballero que se fue para siempre"
    El General Pablo Riccheri lo llamó:
"El primer hombre de ciencia de la Armada"
    El Ingeniero Santiago Barabino, en representación de la "Sociedad Científica Argentina", dijo:
"Grande es la pérdida sufrida por el país con la desaparición del Contraalmirante García-Mansilla, pues hoy que la fatalidad lo ha eliminado del mundo de los vivos, puede decirse sin menoscabo para nadie, que era el más elevado exponente intelectual de nuestra Armada, el más docto marino que poseía la Nación. Su pericia naval, su competencia técnica, han sido demostradas brillantemente por él en los elevados cargos que ejerciera en la administración y comando de nuestra escuadra"
    El Centro Naval lo recordó publicando en su Boletín de agosto de 1910 con el título "Era un ejemplo de soldado y cultura" en el cual afirmaba del difunto Contraalmirante:
“La abnegación hasta el sacrificio de sus ideales, la nobleza de sentimientos, el valor de las amargas responsabilidades, hacían de él el tipo perfecto de soldado; la inteligencia superior educada en el continuo estudio, la preparación nunca discutida, fruto de su talento privilegiado, formaban al hombre de ciencia. Severo en la disciplina, pero afable y circunspecto, conocedor de todo lo que se necesita para llegar a la meta de las aspiraciones más nobles, era un maestro verdadero, el confidente de los alumnos que el Estado le confiara, para imprimir en esas almas jóvenes el hálito superior de energías y grandezas, mostrándoles una vida de honor y el ejemplo sin reproches de una conciencia pura. Digno, altivo, honrado, estudioso, gran caballero, gran militar, vivió rodeado del respeto de todos, entre los cuales brilló siempre y de los cuales fue el primero en la hora crítica de las responsabilidades. Los que no conocieron al talentoso Almirante en la lucha de la labor diaria, los que no supieron apreciar sus dotes de su preparación vastísima, difícilmente podrán aquilatar en su justo valor, lo que representa esta pérdida, ella nos deja un vacío que no será llenado por mucho tiempo desgraciadamente"
FUENTES:
*Manuel Rafael García-Mansilla y Guillermo Cornejo García-Mansilla . Premio Contraalmirante Manuel José García-Mansilla. Editorial Virtudes. Salta. Año 2023.
*Guillermo Oyarzábal "Los marinos de la Generación del Ochenta". Evolución y consolidación del poder naval (1872-1902). Página 248/249, Emecé Editores. Memoria Argentina. Buenos Aires. Año 2015.
*Por Jorge Rafael Bóveda. "García-Mansilla, un marino de fin de siglo" Por Jorge Rafael Bóveda. Revista "Todo es Historia" Nº 516, julio de 2010. Buenos Aires. Página 35.
* Suplemento del Boletín del Centro Naval Nº 827, "En homenaje a su primer Presidente con motivo de cumplirse 100 años de su fallecimiento" pág. 29.
*Boletín del Centro Naval, Tomo XXVIII, Número 321 de agosto de 1910.
* "El Diario", Buenos Aires, 19 de agosto de 1910.
Manuel Rafael 

jueves, 21 de marzo de 2024

EL MONUMENTO A LOS 4 “GARCÍA”. CUATRO GENERACIONES DE CIUDADANOS ILUSTRES. HISTORIA DE LA FAMILIA GARCÍA-MANSILLA.

                Pocos miembros de la familia García-Mansilla, conocen la verdadera historia que dio lugar a la construcción de la bóveda de la familia en el entonces Cementerio del Norte, hoy llamado Cementerio de la Recoleta, en la que se levanta la estatua del Almirante Manuel José García-Mansilla.

    Un grupo de amigos y camaradas del querido Almirante García-Mansilla, pocos días después de su muerte prematura, se reunieron en la casa del Doctor Norberto Quirno Costa con el fin de iniciar los trámites tendientes a honrar la memoria de tan distinguido miembro de nuestra armada nacional. Luego de un breve cambio de ideas se resolvió lo siguiente: 1º. – Iniciar una suscripción a fin de adquirir una casa para la viuda del Almirante García-Mansilla, Doña Angélica García Cortina y sus hijos menores. 2º.- Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional imponga el nombre del recordado Almirante a uno de los destructores que se encuentra en construcción. 3º Colocar un busto del Almirante, en la Biblioteca de la Escuela Naval Militar. 4º Solicitar a la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires un terreno en el cementerio del Norte para levantar un monumento a los cuatro “García”, ilustres varones, que desde la Reconquista en 1806 hasta 1910, han prestado servicios distinguidos al país.

          Finalizando el acto manifiestan que el homenaje que se tributa a la memoria de tan ilustres ciudadanos y en particular a la memoria de un soldado tan distinguido y tan abnegado tiene un alto y noble significado para la posteridad. Después de acordados y resueltos estos puntos se designó la comisión encargada de llevar a cabo las gestiones correspondientes quedando constituida de la siguiente forma: Presidente: Dr.Norberto Quirno Costa. Vicepresidente 1º: Almirante Enrique Howard. Vicepresidentes 2º: Doctores Sabá Z. Hernández y Pedro Luro. Secretario: Dr. Alberto V. López. Tesorero: señor Samuel Pearson. Vocales: General Benjamín Victorica ; Senadores doctor Benito Villanueva y Manuel Lainez. Ingenieros Guillermo Villanueva y Luis Luiggi, doctor Manuel Gorostiaga, contralmirante Atilio Barilari y Eduardo O’cconor, capitánes de navio Juan A Martín y Guillermo Nuñez, señores Juan José Madero, doctor Antonio Piñero, Miguel Piñero Sorondo, doctor Marcelino Herrera Vegas, dcotor Mariano Paunero,Walter Woodgate, Rafael A. Cobo, Jorge Victorica, Matías Eurasquin, Manuel Durán, Carlos Fauvety, Carlos Dose, Jorge Catelin, Manuel J. Aguirre, Carlos M. de Alvear, Juan C. Barros, Ingeniero Horacio Bustos Morón, Bernabé Artayeta Castex, Juan Gómez Aguirre, Antonio Camuyrano, Claudio Magnussen, Matías Sturizza, Ricardo Fernández, Carlos Cernadas, Alvaro Barros, Capitán de Fragata Vicente Oliden, Tomás Zurueta, Alfredo Malbrán, Ernesto Anabia y Carlos Tornquist. La sola lectura de los nombres que convalidaron con su firma el homenaje a nuestra familia y a nuestro bisabuelo, es un motivo de sano orgullo para toda la familia García-Mansilla y un compromiso eterno de fidelidad al mandato de nuestros mayores.

          El pedido de tierras a la Municipalidad de Buenos Aires, se concretó en el expediente Nº 46.956-C-1910, resolviendo el Honorable Consejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, con fecha 28 de septiembre de 1910, conceder gratuitamente y a perpetuidad a los descendientes del Contralmirante Manuel José García-Mansilla un terreno en la Sección San Antonio, autorizando a la Comisión del Monumento, representada por Samuel Pearson y Alberto V. López a erigir un monumento a los “Cuatro García” Pedro Andrés García de Sobrecasa; Manuel José García Ferreyra, Manuel Rafael García Aguirre y Manuel José García-Mansilla. Concretada la obra, el 7 de diciembre de 1912, se expide el título y hace formal entrega del panteón a la familia. Esta es la historia de nuestra bóveda familiar.

          ¿QUIENES FUERON LOS CUATRO GARCÍA?


 CORONEL DON PEDRO ANDRÉS GARCÍA DE SOBRECASA




          Cántabro de nacimiento y, como muchos de sus paisanos, hombre de la ilustración, heroico defensor de Buenos Aires durante las invasiones inglesas, miembro destacado del cabildo abierto del 25 de mayo de 1810, lúcido conductor de la expedición a las Salinas Grandes, sagaz mentor de la ciencia de frontera, promotor de la agricultura bonaerense, primer prócer de la provincia de Chubut , pionero en la fundación de ciudades en la Provincia de Buenos Aires,  comerciante,  emprendedor y reformista, funcionario, viajero agudo y prolijo observador, dotado de una sorprendente visión de futuro y ágil y riguroso escritor, Pedro Andrés García eligió quedarse en un país de futuro incierto, donde todo estaba por hacer y al que de ese modo apostó colocando algunos de los cimientos de este suelo que amó y al que quiso retribuir su hospitalidad. [1]     



[1] García-Mansilla, Manuel Rafael. “Pedro Andrés García y el duro oficio de cimentar la Patria” Revista Todo es Historia, Número 486. Buenos Aires. Enero de 2008.

               Al morir, el diario “El Lucero”[1] publicó un artículo necrológico referido a quién fue uno de los miembros más distinguidos del Cabildo Abierto del 25 de mayo de 1810:

            “La muerte acaba de arrebatarnos el día 21 del corriente, y a los 75 años de su edad, al coronel Don Pedro Andrés García, natural de Santillana, en las montañas de Santander, uno de los muy pocos patriotas venerables, que nos restaban ya de aquellos que en clase de jefes militares tuvieron una parte distinguida en el espléndido triunfo del 5 de julio de 1807, y de los que contribuyeron a fundar la independencia de la República el 25 de mayo de 1810. Dotado de un alma ardiente, y de un talento superior, cultivado con esmero en el colegio de los Escolapios, de su provincia , y luego por una constante aplicación a la lectura, se manifestó siempre más elevado que los destinos comunes en la sociedad en tiempos ordinarios, y capaz delos más altos en las grandes crisis políticas. Amante apasionado de la gloria de la nación, y de esta ciudad que amaba con extrema predilección, se lanzó a defenderlas con una consagración heroica al frente del batallón de montañeses en el famoso día 5 de julio de 1807. Unido constantemente desde entonces con los cuerpos militares de patricios, hizo una oposición valiente a las pasiones que turbaron este país, y mantuvo firme la autoridad legal y los derechos de los hijos de su patria adoptiva, hasta el 25 de mayo de 1810”.

            “La posición del coronel Don Pedro Andrés García era tremenda, y para mantenerse con honor en aquellas circunstancias no bastaba el coraje, ni una decisión ciega y maquinal, era preciso un alma grande, y un espíritu capaz de ver entre las tinieblas del caos de una sociedad que se disuelve, con la misma claridad con que verá y juzgará la posteridad. El conoció así la necesidad, la justicia, y la conveniencia universal de la independencia americana. El juzgó, como empieza a juzgar a la misma España, esta cuestión de la emancipación de las colonias tan importante a ella misma, y se pronunció decididamente por ella. No le arredraron los peligros como los de la muerte, ni afecciones tan caras como la vida; ni le halagó tampoco la perspectiva de un porvenir lisonjero para su persona, pues conocía demasiado bien el curso inevitable de las revoluciones de esta magnitud. Si nos detenemos un poco sobre aquellos días por siempre gloriosos, no podemos negar sin ingratitud el tributo de nuestro amor y respeto a los hombres que fundaron la independencia que gozamos”.

            “Establecida la primera junta gobernativa fue destinado el Coronel Don Pedro Andrés García a una expedición a Salinas en las pampas. Su celo ardiente por la prosperidad de la provincia, y su genio supieron hacer grande e importantísima una comisión que parecía pequeña. El hizo conocer al gobierno la necesidad de un plan de fronteras digno de la nueva posición del país, e indispensable a su prosperidad futura. Su previsión lo hacía pasar mucho más allá de los límites en que se quedan siempre pegadas las almas pequeñas. Desde los primeros días de la revolución el midió la importancia de una obra desdeñosa entonces, y que es reputada hoy como las más vital de la provincia.  Los viajes hechos por el Coronel García al desierto y en medio de las tribus feroces, prevenidas unas contra el Gobierno, y animadas otras por incursiones felices; viajes hechos unos con escasez, y aún mezquinos recursos, y otros casi solo graduados de temerarios por los patriotas que conocían bien los peligros, prueban su celo infatigable por el bien de la provincia. Las memorias y escritos que ha dejado le aseguran un título intachable a una parte de la gloria que resulte del establecimiento del nuevo plan de fronteras. Rendido por los años, postrado por los achaques y privado al fin de la vista, su consuelo más dulce era el hablar y entretenerse sobre la prosperidad de nuestros campos, y el engrandecimiento de su ciudad querida. Estos sentimientos no lo abandonaron hasta que dejó de existir. Él no ha legado a su familia sino una memoria honorable y nobles ejemplos que imitar”.  




[1] Diario “El Lucero” Buenos Aires, 29 de abril de 1833. Publicado en la obra de Emiliano Tagle titulada: “Los escritos del Coronel Pedro Andrés García” Estudios Históricos de Buenos Aires. Año 2021.


MANUEL JOSÉ GARCÍA FERREYRA . SU HIJO



              Bartolomé Mitre, en su Historia de Belgrano -Tomo II- lo recordaba diciendo: “Era, sin duda, uno de los hombres más notables de la época. Patriota decidido, hombre de elevación moral, cabeza de inteligencia poderosa, nutrida con estudios serios, escritor literario con nervio y originalidad, con penetración profunda para juzgar a los hombres y las cosas, con una alta moderación que nunca se desmentía, era un verdadero hombre de estado, que reunía las cualidades de una bella y distinguida figura, realzada por modales dignos y una conversación chispeante de ingenio y de amenidad. Con todas estas dotes naturales y adquiridas, García no era un hombre de iniciativa ni de lucha. Carácter flexible que se doblaba al impulso de las circunstancias, conciencia flotante que buscaba su equilibrio en el término medio de los hechos consumados o que tenían la sanción de la fuerza, era más bien un hombre parlamentario que un combatiente revolucionario...”.

            Mario Molina Pico en su obra titulada “Manuel José García” expresa: “La posteridad cuyo fallo se invoca siempre para reparar las injusticias de los contemporáneos, es a veces injusta. Tal es el caso de Manuel José García. Entre la brillante muchedumbre de militares y caudillos, de dictadores y demagogos, de literatos y oradores cuyos nombres realza la historia oficial, su sobria figura de estadista se pierde borrosa y olvidada. Quizás aún se lo recuerde como el diplomático que firmó el nefasto tratado preliminar de paz con el Brasil…Pero ¡cuántos desconocen su talento de financista, su sagacidad de político, su probidad de administrador, o el valor moral del que hizo alarde para enrostrar a Rosas, en los albores de la dictadura y siendo su ministro, la peligrosa orientación dada a su gobierno, para no ser “confundido en los esclavos viles y aduladores miserables del poder o de las pasiones de partido”[1]         

            Como dijo Gastón Lestard [2] “García queda para la posteridad como una de las altas y preclaras figuras de nuestra historia financiera. Mente creadora, espíritu investigador y criterio bien orientado en el amor a su patria, su ministerio histórico bien es harto merecedor, por la grandeza de sus luces y la energía de su acción, de ser señalado como una gloria civil a las generaciones del presente y como un verdadero artífice de las finanzas argentinas.” 

            El historiador Vicente Fidel López, lo evoca con palabras elogiosas[3]: “Era el hombre de estado más ágil y sagaz que tenía el país: hombre que podía pasar por un modelo de cultura clásica en cualquier parte del mundo; formal y amenísimo al mismo tiempo, serio y profundo en el consejo, amabilísimo sin interrupciones ni caprichos en el trato social; de bonita figura y simpático semblante; honorable, discreto y purísimo en sus costumbres; correcto en sus principios morales; de una prudencia franca, sin reticencias ni fingidas reservas, que en vez de reconcentrarse, como hacen los necios para parecer profundos,- mostraba su cordura en la lucidez del juicio y en apropiación de la frase, calculada para no traspasar el límite conveniente, ni dejar incompleto el concepto. Además de que su educación literaria había sido completa, él la había extendido y cultivado con vastas lecturas y con un gusto exquisito. Por todo esto Manuel José García era un diplomático consumado que sabía hacerse querer y buscar”. 

            Adolfo Saldías, precursor de la escuela revisionista de nuestra historia argentina, en su vasta y valiosa obra “Historia de la Confederación Argentina - Rozas y su Época”, enriquecida por importantes documentos probatorios del momento, obtenidos del archivo personal de Juan Manuel de Rosas, nos dejó su opinión para la posteridad:

  “Digno cooperador tuvo Rivadavia en el ministro de Hacienda doctor García, quien a sus nutridos talentos y a su preparación poco común unía un espíritu organizador y metódico. Como estadista, García era uno de los más perfectos que ha producido la República Argentina, y como pensador es uno de los que con perfiles más acentuados ha dejado obra transcendental en disposiciones civiles, políticas y constitucionales incorporadas en las prácticas y en las leyes fundamentales del país.”

 “Por iniciativa de este hombre superior se creó la Contaduría, la Tesorería y la Receptoría que dependían entonces del Tribunal de Cuentas; se fundó la institución del crédito público y la caja de amortización, afectando a esta última las rentas de la Provincia; se creó recursos legítimos y moderados para aumentar la hacienda pública; se abolió los pechos y contribuciones forzosas; se sancionó la ley de contribución sobre la renta; se organizó la administración de las aduanas; se favoreció el comercio de importación por los medios que aconsejaba una prudente y sabia economía en un país nuevo, despoblado y sin industrias.”

          Es imperioso estudiar con celo nuestra historia y reparar los errores cometidos en la apreciación de su pasado. Si lo hacemos, como dijo Esteban Echeverría: ¿Dónde irían a parar, entonces, todas esas reputaciones tradicionales; todos esos grandes hombres raquíticos; todos esos pigmeos que la ignorancia y la vanidad han hecho colosos?

       Este es el caso de la figura del doctor Manuel José García, a quien algunos historiadores lo recuerdan, sin la profundidad debida, solo por dos misiones diplomáticas que lo tuvieron como protagonista. Una ordenada por el Director Supremo Carlos María de Alvear y la otra por el Presidente Bernardino Rivadavia. Lo cierto, es que fue una de las personalidades más influyentes de la “Generación de Chuquisaca”. Nunca se identificó con ninguno de los partidos dominantes, ante todo le preocupaba la organización institucional y el futuro de la bendita tierra que lo vio nacer. Olvidan su dilatada carrera al servicio de nuestra Nación, que lo tuvo como actor principal por más de treinta años, en forma consecutiva, lapso que, por su vastedad y su saber, llevaron a Carlos Federico Ibarguren414 a calificarlo como: “El Talleyrand de América”, aunque debo decir que a diferencia de aquel insigne diplomático francés, el “Talleyrand” argentino era un hombre de sólidos principios éticos y morales, heredero de la condición de hidalgo que le legaron sus antepasados[4] 

            Lestard, Gastón H. [5] “Fue el ministro de la simplificación, la claridad y la publicación de la gestión financiera. El del saneamiento monetario y la conversión de los billetes circulantes, verdadera obsesión del gobernante. La personalidad y la obra del doctor Manuel José García, como hacendista, como hombre de acción y de gobierno, como organizador y director, verdadero precursor en el campo de las finanzas y la economía pública argentina, no ha sido estudiada con la extensión ni la profundidad debida. Si se considera la trascendencia extraordinaria de sus iniciativas y la repercusión que sus acciones tuvieron en la orga- nización administrativa y financiera del país”. 

        El ex ministro de hacienda, doctor José A. Terry dijo del doctor Manuel José García, que fue: “el obrero infatigable y el ilustrado fundador de nuestro organismo financiero y que así como la guerra tenía sus héroes, San Martín y Belgrano, las finanzas tenían también el suyo, en la persona del Ministro García.” En algunas oportunidades, en el ejercicio de su cargo, tuvo que desempeñarse, en forma interina por delegación de su titular, como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, cargo que desempeñó conjuntamente con el Ministro Bernardino Rivadavia. 

            Alejandro Shaw[6] “No podÍa dejar de evocarse la ilustre figura de un gran servidor del Estado, poco o mal conocido.  Algunos solo lo recuerdan por su proyecto de tratado de paz con el Emperador del Brasil y por haber exilado a Rivadavia en 1834. Lo uno y lo otro tienen su explicación y en nada empañan su obra de organizador de nuestras finanzas, ni le restan mérito a sus multiples iniciativas progresistas”.

          José María Mariluz Urquijo[7] “Manuel José García es uno de los hombres más sutiles de su generación, de los más lúcidos para percibir la realidad bajo el ropaje de los mitos, de los más animosos para enfrentar los problemas sin soslayarlos ni enmascararlos, de los más audaces para buscar remedios drásticos. Con su suavidad de hombre de salón, habituado a los placeres tranquilos de la lectura y la conversación, no tiene empacho en recomendar soluciones violentas que otros, aparentemente más enérgicos, hubieran desechado por razones de conciencia. Sus convicciones políticas tienen la laxitud su- ficiente como para permitirle gran flexibilidad de movimientos. La perse- verancia y oportunidad con que García expone sus ideas dan testimonio de su deseo de que fueran aceptadas como solución para el problema político del Río de la Plata.  

             Juan Carlos Nicolau autor de la biografía sobre Manuel José García,[8] nos dice: “La labor de García al frente de la hacienda pública fue fundamental para la consolidación de la política de Buenos Aires, entre los años 30 y 32. Merced a sus acertadas soluciones económicas, facilitó a Rosas la posibilidad de organizar los ejércitos que le darían hegemonía sobre la provincia bonaerense, financiando, además, a las fuerzas militares de López y Quiroga, en su lucha contra el manco Paz. Ahí están los números que hablan de esa ayuda y las cartas de los protagonistas reclamando los fondos prometidos. Esa política de ayuda al interior va a permitir a los porteños mantener el control de su aduana, negándose a compartir su usufructo, como lo pretendió el correntino Ferré, al discutir el luego denominado pacto del Litoral.”   


[1] Carta de Manuel José García, citada por Manuel Bilbao. Historia de Rozas, página 284.

[2] Lestard, Gastón. “Manuel José García. Precursor de los economistas argentinos y Primer Ministro de Hacienda de la Independencia”, Diario “La Nación” de Buenos Aires, domingo 4 de diciembre de 1937.

[3] López, Vicente Fidel. “Historia de la República Argentina”. 4ª. edición Tomo IX, página 79. Editorial Sopena.

[4] Manuel Rafael García-Mansilla.  Los García-Mansilla y Zavalía. Editorial Virtudes. Salta, Argentina. Año 2020.

[5] “Historia de la evolución económica Argentina”, Librería y Editorial “La Facultad”, Buenos Aires, año 1937.

[6] Alejandro Shaw. Manuel José García. Un financista en los días turbulentos desde 1813 hasta Rosas.

[7] José María Mariluz Urquijo. Académico decano - Academia Nacional de la Historia de la República Argentina. Su libro: Manuel José García. Un eco de Benjamin Constant en el Plata.

[8] Juan Carlos Nicolau. “Manuel José García” 1784-1848 Política y diplomacia en el Río de la Plata. El conflicto con el imperio del Brasil. Colección Histórica.  Librería-Editorial HISTÓRICA. Emilio J. Perrot. Buenos Aires. Año 2008.







          El historiador Adolfo Saldías[1], lo definió de esta forma: “Patriota austero y abnegado, de estirpe que se va perdiendo, de aquellos que profesan la idea de que el ciudadano es un instrumento de bienestar y de la libertad al cual la madre común constantemente reclama, ha servido a la República durante más de un cuarto de siglo, en los altos puestos de la diplomacia adonde lo llevaron sus aptitudes, sus talentos y su ilustradísima competencia. Ha sido Secretario de la legación y Ministro Plenipotenciario en los Estados Unidos, amigo de Horace Mann y de Ulyses Samuel Grant[2]; Ministro de Inglaterra, amigo de Benjamín Disraeli[3] y de William Ewart Gladstone[4] Fue árbitro entre naciones, y era sin disputa el personaje más conspicuo del Cuerpo Diplomático Argentino”.

            “Era un principista severo. Político de vistas esencialmente orgánicas y trascendentales y , por esto mismo, poco familiarizado con las evoluciones de nuestras facciones militantes, ni participó jamás de las grandes ventajas inmediatas que se ofrecen y ofrecen los que sacrifican hasta la libertad de los hijos en holocausto a las pasiones estrechas que los convierten en vencedores de un día; ni olvidó un momento a su patria, consagrándole sus mejores ideas y conatos en libros y trabajos que mañana agradecerán, no los que quedan con las grandes responsabilidades de sus yerros, sino los que entren en la vida con verdadera ansia de honradez y austeridad republicana”.

             “Era ante todo un pensador, que estudiaba con infatigable anhelo el cuerpo social en el que él mismo se había desenvuelto, y los medios de mejorarlo con las experiencia acreditadas que había recogida en una vida de observación y de labor fecundas”.

            Yo en mi libro expresé:[5] "Uno de los precursores de la diplomacia argentina. Poseía la perfección de un aristócrata, elegante, de buen tono, asombraba por su sencillez y la armonía de sus formas. Sirvió a su país con honra durante medio siglo, representándolo ante las más grandes potencias de la época. Conocedor de su destino, despreció la gloria efímera y sin menoscabo prefirió concretar algunos de los sueños de los presidentes Santiago Derqui, Bartolomé MitreDomingo Faustino Sarmiento y Nicolás Avellaneda. Fue el precursor de la implementación de la justicia federal argentina; el mentor de la edición del Código Civil de 1870; el gestor del proyecto educativo argentino inspirado en los EE.UU y el vigía prudente y celoso de la construcción de nuestra primera flota de mar, entre muchos otros emprendimientos.




[1] CIVILIA, publicado en Buenos Aires por Félix Lajouane, Editor en el año 1888.

[2] Ulysses Samuel Grant, nació en Point PleasantOhio y murió el 27 de abril de 1822 WiltonNueva York, 23 de julio de 1885). Militar y político estadounidense que se desempeñó como el 18º presidente de los Estados Unidos -1869-1877- Con anterioridad a ser electo presidente, lideró el Ejército de la Unión entre los años 1864 y 1865 como comandante general del , hasta el final de la guerra de Secesión, durante la presidencia de Abraham Lincoln.. Al asumir la presidencia, trabajó con los republicanos radicales durante la Reconstrucción de la Unión mientras lidiaba con la corrupción en su administración.

[3] Benjamin Disraeli, nació en Londres21 de diciembre de 1804 y murió en Curzon Street, Londres19 de abril de 1881. Conocido también como conde de Beaconsfield o lord Beaconsfield. Fue un políticoescritor y aristócrata británico, que ejerció dos veces como primer ministro del Reino Unido y tres veces ministro de Hacienda del Reino Unido.

Fue uno de los más destacados políticos del Reino Unido, que formaba parte de la corriente conservadora de los Tories, de la cual fue uno de los más notorios líderes.

[4] William Ewart Gladstone, nació en Liverpool29 de diciembre de 1809 y murió en Hawarden19 de mayo de 1898. Fue un político liberal británico. Fue miembro de la Cámara de los Comunes del Reino Unido y con posterioridad ocupó varios cargos en el gobierno de Su Majestad. Fue el secretario general del Partido Liberal en los periodos de 1866-1875 y 1880-1894, y llegó a ser primer ministro del Reino Unido en cuatro ocasiones: de 1868 a 1874, de 1880 a 1885, en 1886, y de 1892 a 1894. Fue uno de los estadistas más célebres de la época victoriana, rival de Disraeli, y aún se lo considera uno de los más importantes primeros ministros que ha tenido el Reino Unido; Winston Churchill lo citaba como inspirador suyo.

[5] Patricio Colombo Murúa y Manuel Rafael García-Mansilla y Zavalía. “Manuel Rafael García Aguirre. Un diplomático argentino que iluminó el siglo XIX” Editorial Virtudes. Salta. Año 2022.


MANUEL JOSÉ GARCÍA-MANSILLA. SU BISNIETO





Las repercusiones ante su muerte
  • El Contraalmirante Atilio Barilari, que habló en nombre del gobierno nacional, dijo entre otras cosas: "El Contralmirante García-Mansilla, factor importante y principal en el número de los que han contribuido a regenerar nuestra marina de guerra, deja una estela luminosa que puede servir de guía a los que están llamados mañana a regir sus destinos, y es por eso que su nombre será por largo tiempo repetido, cada vez que se tenga por delante un problema que resolver sobre su desenvolvimiento futuro, o sobre la aplicación de medios que deban mantenerlo fuerte,
  •  ilustrado y eficiente


"Era un ejemplo de soldado y de cultura. La abnegación hasta el sacrificio de sus ideales, la nobleza de sentimientos, el valor de las amargas responsabilidades hacían de él el tipo perfecto de soldado; la inteligencia superior educada en el continuo estudio, la preparación nunca discutida, fruto de su talento privilegiado, formaban al hombre de ciencia. Su desaparición ha tronchado legítimas esperanzas, ha levantado una palabra de protesta dejando en los espíritus hondas tristezas" Boletín del Centro Naval. Tomo XXVIII. Agosto de 1910. Número 321.


El General Pablo Riccheri lo llamó:

"El primer hombre de ciencia de la Armada" 

El Ingeniero Santiago Barabino, en representación 
de la "Sociedad Científica Argentina", dijo:

"Grande es la pérdida sufrida por el país con la desaparición del Contraalmirante García-Mansilla, pues hoy que la fatalidad lo ha eliminado del mundo de los vivos, puede decirse sin menoscabo para nadie, que era el más elevado exponente intelectual de nuestra Armada,  el más docto marino que poseía la Nación. "El Diario", 19 de agosto de 1910.

  • "Su pericia naval, su competencia técnica, han sido demostradas brillantemente por él en los elevados cargos que ejerciera en la administración y comando de nuestra escuadra" 
  •    Suplemento del Boletín del Centro Naval Nº 827, "En homenaje a su primer Presidente con motivo de cumplirse 100 años de su fallecimiento" pág. 29.


El Capitán de Navío Manuel Barraza dijo en su despedida:

"La Marina sentía un legítimo orgullo teniendo entre sus filas a un hombre de tanto valor científico que, sin duda alguna hubiera hecho honor a las marinas más prestigiosas del mundo por la solidez de sus conocimientos y sus compañeros de armas que habíamos aprendido a estimarle y quererle por su valor intrínseco y que esperábamos hoy, mucho más que antes fulgurar los destellos brillantes de su inteligencia clara y bien nutrida, que le era proverbial, generamos el hondo pesar de verlo bajar a la tumba, tronchándose de un solo golpe todas las ilusiones de un hombre joven, patriota, bueno y sano, todas sus esperanzas para un futuro cercano, y todas las esperanzas cifradas en él por sus camaradas, a favor de la marina nacional"




 

          

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