viernes, 29 de abril de 2011

Manuel José García-Mansilla. Un exponente de los oficiales de la Marina moderna.

CENTENARIO DE SU MUERTE 1910-2010

El sorpresivo deceso de Manuel García Mansilla mientras ejercía la dirección de la Escuela Naval, el 18 de agosto de 1910, provocó una gran conmoción en la sociedad argentina por la relevancia de su figura.

“El porvenir de la Marina era su obsesión y su objetivo. Anhelaba verla grande respetada y querida de propios y extraños, a ella entregó sus anhelos y esperanzas”, resaltaba el artículo del Centro Naval que daba cuenta del fallecimiento de quien había sido su primer presidente. En efecto, toda su trayectoria lo definió como un hombre de pensamiento, preocupado por la profesionalización y la incorporación de adelantos tecnológicos que permitieran fortalecer el proceso de crecimiento y consolidación de la institución naval.

Reseñar sus contribuciones a la Armada Argentina implicaría un trabajo que excede con creces las posibilidades y objetivos del presente artículo. Hace pocos días se conmemoró el centenario de su fallecimiento y consideramos propicia la oportunidad para iniciar esta serie de misceláneas navales exponiendo parte de la incansable labor de García Mansilla; pieza importante de aquella generación de hombres con objetivos que trascendían su campo de acción, y que se situó como impulsora de proyectos a largo plazo cuya finalidad era la superación de los viejos paradigmas orientadores de los primeros años de la Armada Argentina.

Sostenía que esta institución debía mantenerse al margen de los conflictos internos y que la mejor forma de contribuir al desarrollo argentino era desde los lugares de trabajo, a partir de la consolidación orgánica y operativa de la Armada. Fueron estas inquietudes las que confluyeron con otras y derivaron en el surgimiento del Centro Naval, siendo designado como su primer presidente. Contaba con 23 años de edad y tenía la jerarquía de alférez de navío (actual teniente de fragata).

Desde las páginas del Boletín del Centro Naval impulsaba el desarrollo del uso del torpedo en la Marina Argentina. Sus artículos y sus vastos conocimientos lo convirtieron en referente ineludible sobre la materia.
El 5 de junio de 1882, García Mansilla inauguró aquella organización bajo el lema Unión y Trabajo. Señalaba, en aquella oportunidad, que para ocupar un lugar relevante al servicio de los intereses del país, los marinos debían conquistarlo por medio del compromiso con la institución y a fuerza de constancia y estudio. Aquellas palabras se reflejaron en las múltiples actividades que éste realizaba de forma simultánea: mientras cumplía con las tareas del servicio naval, colaboraba mediante la producción de artículos y el dictado de conferencias sobre temas profesionales que daban cuenta de los progresos técnicos internacionales en el arte de la guerra.

Desde las páginas del Boletín del Centro Naval, el teniente Manuel José García Mansilla impulsaba el desarrollo del uso del torpedo en la Marina Argentina, tomando como ejemplo las experiencias en enfrentamientos bélicos, como la guerra de Secesión, la del Pacífico, la conflagración turco – rusa. La multiplicidad de artículos y sus vastos conocimientos sobre el tema le otorgaron una gran solvencia en la materia, convirtiéndose en referente ineludible.

Por ello, años después, contribuyó a la consolidación del esquema defensivo del Río de la Plata sobre la base de la adquisición de seis torpederas de río, ocho torpederas de primera Clase y un número idéntico de torpederas de segunda Clase. A cargo de la División de General de Torpedos, realizó una serie de propuestas para alcanzar una óptima distribución del material flotante adquirido, teniendo en cuenta las condiciones geográficas y estratégicas de la región. Tomando esos estudios, el Congreso Nacional impulsó la separación de la División de Torpedos en dos estaciones, la Central ubicada sobre las márgenes del río Luján y otra en el apostadero de La Plata.

Esta medida fue acompañada por una serie de decisiones que contribuyeron a la configuración de la Marina de los primeros años del siglo veinte.

Este marino se constituía así como promotor e incansable ejecutor de la modernización naval argentina. Su fallecimiento, ocurrido mientras ocupaba la dirección de la Escuela Naval, significó una gran pérdida cualitativa para la institución, beneficiaria directa de las contribuciones de Manuel García Mansilla, quien aún permanece en la memoria de los miembros de la Armada Argentina.

Fuente:  Gaceta Marinera. Por el teniente de navío Mauro Fernando Figueroa. Departamento de Estudios Históricos Navales, 6 de septiembre de 2010. Buenos Aires. Argentina.

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