domingo, 23 de agosto de 2009

LUCIO NORBERTO MANSILLA. Procer benemérito de la Provincia de Buenos Aires.

Sus progenitores, Andrés Mansilla y Eduarda María Bravo de Oliva. Su padre, Andrés Ximénez de Mansilla Alvarez Mesa se distinguió como uno de los más entusiastas defensores de la ciudad de Buenos Aires, cuando la primera invasión inglesa; fue tomado prisionero con otros porteños y conducido a Londres, de donde regresó a Buenos Aires con tiempo para tomar parte en la segunda defensa de la ciudad, con motivo de la segunda invasión inglesa.

Lucio Norberto Mansilla recibió la mejor educación que por ese entonces era posible obtener y manifestó, ya desde sus tempranos años, la fuerza de su carácter, su clara y lúcida inteligencia y una audacia que se mostraría en toda su magnitud durante la guerra contra los anglo-franceses, en 1845.

Como tantos de sus coetáneos, en junio de 1806 se alistó en las filas de Santiago de Liniers y Bremond para participar en las gloriosas jornadas de la Reconquista, las cuales culminaron el 12 de agosto con la rendición del General británico Beresford. En el mes de octubre de 1806, se alistó como soldado en la fuerza que debía socorrer a la plaza de Montevideo (sitiada por los ingleses), que se encontraba al mando de Santiago de Liniers. Bajo las órdenes del Coronel Prudencio Murguiondo, intervino en la aprehensión del depuesto virrey Rafael Sobremonte.

El 2 de julio de 1807 y durante el ataque de Whitelocke a Buenos Aires, Mansilla tomó parte en los combates de los Corrales de Miserere, que dieron inicio a la segunda derrota británica en el Plata.

Cinco años después, con la jerarquía de Teniente, sirvió a órdenes del general José Gervasio de Artigas en la Banda Oriental, contra los portugueses. Se incorporó luego al ejército de Rondeau, que sitiaba Montevideo, y en 1813 integró la expedición del Coronel Domingo French, cuyo objetivo era la conquista de la fortaleza lusitana "El Quilombo", en la línea del Yaguarón. Durante el ataque a dicha posición, Mansilla fue herido de bala el 12 de mayo, reconociendo el gobierno su coraje en la Gaceta de Buenos Aires del día 5 de junio de 1813. Una vez curado, intervino en todas las operaciones ejecutadas hasta la rendición de las fuerzas realistas (23 de junio de 1814). Por esta campaña obtuvo un escudo de plata y fue declarado "benemérito de la Patria en grado heroico".


Al servicio de San Martín

En 1815, fue enviado por el gobierno a Cuyo con algunos reclutas y armamentos. San Martín lo nombró mayor de plaza en San Juan, asignándole la instrucción de 600 hombres de tropa, quienes más tarde revistarían en los célebres batallones 7 y 11, de brillante desempeño en la Batalla de Chacabuco y Maipú.

A continuación, fue comandante militar de Jáchal y el Libertador lo designó luego comandante general de las cordilleras del sur de los Andes.

Iniciada la campaña de Chile, el General San Martín supo apreciar su capacidad, dándole un puesto de importancia como segundo jefe de la Primera División de Vanguardia, a pesar de su jerarquía de Mayor Graduado. Como tal, peleó en la Batalla de Chacabuco. Fue condecorado con una medalla de oro por el gobierno nacional y Chile lo recompensó con la Orden de la Legión al Mérito en grado de Oficial, consistente en una medalla y cordones. Estuvo en Maipú y, bajo el mando de Las Heras, actuó en la campaña al sur de Chile.

En 1820, la anarquía bonaerense lo encontró en su ciudad natal. Mansilla intervino en la elaboración del Tratado del Pilar, celebrado el 23 de febrero de ese año entre Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos. Allí tomó contacto con el caudillo entrerriano Francisco Ramírez, quien, deseoso a esas alturas de liberarse de la influencia de Artigas, invitó al porteño a unirse con él para convencer al "Protector de los Pueblos Libres" de la conveniencia de aceptar el tratado. El gobernador Sarratea lo autorizó y Mansilla marchó a Entre Ríos. Se produjo luego la ruptura definitiva entre Francisco Ramírez y José Gervasio de Artigas, que concluyó con la expatriación de éste y la muerte de aquél. Mansilla fue elegido gobernador y capitán general por los representantes de Entre Ríos. Estrechó las relaciones con Buenos Aires y concertó la paz con Santa Fe. Hizo esto a su manera: se le presentó una noche a Estanislao López, solo y desarmado, expresando que no volvería hasta haber solucionado sus diferencias.

Iniciado en 1822, en la Logia del Ejército de los Andes, siendo gobernador de Entre Ríos, propició la fundación de la actual Logia Jorge Washington Nº 44 de la ciudad de Concepción del Uruguay.

Por su iniciativa, los territorios de Corrientes y Misiones, dependientes de Entre Ríos, fueron erigidos en provincias que elegían a sus propios gobernadores. Además, Mansilla hizo sancionar, en 1821, la primera constitución provincial para Entre Ríos, la cual él mismo había elaborado junto con Domingo de Oro y el doctor Pedro J. Agrelo. Al concluir su mandato, rehusó continuar en el cargo para no sentar precedentes, a pesar de haber sido reelecto tres veces.

Al ser elegido diputado al Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas, se pronunció por la adopción del régimen unitario de gobierno.


Guerra con el Imperio del Brasil



En 1826, se produjo la guerra con el Imperio del Brasil. Rivadavia nombró a Mansilla comandante general de la costa en el mes de septiembre. En ese cargo, Mansilla desplegó una notable actividad, organizando varios cuerpos para el Ejército, remitiendo al cuartel general armamentos, vestuario, caballadas y materiales diversos y uniéndose finalmente, al frente de su división, a las fuerzas comandadas por el General Alvear.

Como General de División, participó en forma destacada en el combate de Camacuá persiguiendo al enemigo, por lo que mereció una mención especial. Poco después, libró la batalla del Ombú (15 de febrero de 1827), en la cual, conduciendo a los 1.800 hombres de su división, derrotó y dispersó a la mejor caballería imperial, mandada por el General Bentos Manuel Riveiro. La dispersión evitó que dichas tropas intervinieran en la batalla de Ituzaingó, tres días después. El desempeño de Mansilla en esta acción de guerra fue brillante, por lo que Alvear lo recomendó al gobierno, que le concedió el uso de un escudo y cordones.

Luego, fue jefe de Estado Mayor hasta que el Ejército Nacional se retiró a cuarteles de invierno. En ese año de 1827, Mansilla fue designado diputado por La Rioja a la Convención de Santa Fe y, con autorización del Poder Ejecutivo, aceptó el cargo. Cuando comenzó la guerra civil, Mansilla decidió no tomar parte en ella y se retiró a la vida privada.

Ya en 1834, el gobernador de Buenos Aires, General Viamonte, lo nombró jefe de policía de la ciudad. Mansilla emprendió entonces la organización de esta repartición y obtuvo resultados sobresalientes. Creó la institución de los serenos, redactó los reglamentos generales (los que luego tomaron como modelo para sus propias fuerzas policiales los gobiernos de Brasil y de la República Oriental) y emprendió varias obras públicas, como el camino del Riachuelo a la Boca y el muelle del Margen. Continuó en sus funciones hasta que se inició la guerra contra la confederación peruano-boliviana presidida por el Mariscal Santa Cruz.

Entonces, el gobierno lo nombró comandante en jefe del Ejército de Reserva, el cual debía organizar en Tucumán. Mansilla persistió en su negativa a dejarse arrastrar a las luchas civiles en que se enfrentaban unitarios y federales. Pese a ser cuñado de Juan Manuel de Rosas, mantuvo su independencia respecto de los bandos en lucha. Solamente aceptó una comisión del gobernador de Buenos Aires: acompañó al enviado francés, Capitán Eduard Halley, el 4 de diciembre de 1840, a entrevistarse con el General Lavalle, jefe unitario que había sido derrotado en Quebracho Herrado, para ofrecerle, por parte de Francia, una salida favorable si abandonaba la guerra y el país, oferta que Lavalle rechazó.

En 1838, 1840, 1842 y 1844, Mansilla integró la Sala de Representantes o Legislatura de la provincia de Buenos Aires, en cuyo recinto se alzó su voz para sostener los derechos de la nación y la justicia de su causa en la guerra colonialista que llevaba a cabo Francia contra la Confederación Argentina.

Combate de la Vuelta de Obligado


Al producirse en 1845 la llamada intervención anglo-francesa, que era, en realidad, una guerra no declarada, el General Mansilla fue designado jefe del Departamento del Norte por Rosas y recibió la orden de fortificar y artillar las costas del Paraná a fin de negar la navegación por ese río a la escuadra enemiga. Es bien conocida su heroica defensa de la Vuelta de Obligado (20 de noviembre de 1845), combate que representó una victoria táctica para los aliados, pero también, paradójicamente, una derrota estratégica, dado que los objetivos de los intervinientes no pudieron lograrse. Después del Combate de la Vuelta de Obligado, volvió a combatir a los anglo-franceses en Acevedo, San Lorenzo y en Angostura del Quebracho.

Concluida esta lucha, Mansilla no volvió al servicio activo hasta 1852, en que Rosas lo nombró comandante en jefe de las fuerzas de la ciudad de Buenos Aires. Tras la Batalla de Caseros las tropas de Urquiza marcharon hacia la capital provincial, la que cayó sin que mayores resistencias.

Después de Caseros, Mansilla se retiró a Francia, donde su prestigio y su don de gentes le abrieron las puertas de la corte imperial de Napoleón III y permitieron que fuera recibido en los altos círculos parisinos con el mayor de los respetos.

De regreso a Buenos Aires, se mantuvo apartado de las contiendas políticas y se dedicó a su familia y amistades. Su casa se convirtió en el lugar de reunión de los notables de la época y, en ese ambiente culto y refinado, creció quien llegaría a ser el autor de Una excursión a los indios ranqueles, el General Lucio Victorio Mansilla.


Sus últimos días

Sobrevivió a casi todos sus camaradas y cuando murió, el 10 de abril de 1871, llevaba sobre sus espaldas medio siglo de generalato, siendo el más antiguo de la República.

Las autoridades nacionales no asistieron a su entierro. Tampoco se le rindieron los honores fúnebres correspondientes a su rango. Al pie de su tumba, uno de sus amigos, Diego G. de la Fuente, expresó de esta forma el homenaje de sus compatriotas: “No sé, señores, en qué, ni cómo, se perpetuará algún día el nombre del vencedor del Ombú, del autor de la primera constitución provincial argentina, del organizador avisado de la policía de Buenos Aires, de un soldado de la Independencia, de un diputado al congreso del año 26, de un general recomendado a la gratitud pública por Bernardino Rivadavia; pero sí sé, y debo aquí decirlo, que el viajero argentino que remonta los ríos detiene siempre los ojos con noble orgullo en un recodo del gran río Paraná, donde un día la entereza del General Mansilla, rigiendo el pundonoroso sentimiento nacional en lucha desigual con los poderes más fuertes de la Tierra, supo grabar con sangre que no se borra derechos indestructibles de honor y de gloria. ¿Qué importa el murmullo del vulgo sobre hechos, de suyo efímeros, al pie de monumentos imperecederos diseñados por el heroísmo como la Vuelta de Obligado, donde se destacó la bizarra figura de Mansilla entre el fuego y la metralla, a la sombra, señores, no de otra bandera que aquélla que saludaron dianas de triunfo en los campos de Maipú y de Ituzaingó?”

Fuentes:
* Biografías - Ejército Argentino - Su Historia.
* Lappas, Alcibíades – La Masonería Argentina a través de sus Hombres – Buenos Aires (1966).
* Lynch, John – Juan Manuel de Rosas – Buenos Aires (1984).
* Malamud, Carlos - Juan Manuel de Rosas – Madrid (1987).
* Oscar J. Planell Zanone / Oscar A. Turone – Patricios de Vuelta de Obligado.
* Yaben, Jacinto R. - Biografías argentinas y sudamericanas - Buenos Aires (1939).

sábado, 22 de agosto de 2009

LUCIO VICTORIO MANSILLA. Patricio distinguido, gran escritor y soldado valiente.

Por Rogelio Alaniz.


El 23 de diciembre de 1831 nació en Buenos Aires Lucio V. Mansilla. Su padre era el general Lucio Norberto Mansilla, guerrero de la Independencia y héroe de Ituzaingó, como luego lo iba a ser de la Vuelta de Obligado. Su madre era una de las mujeres más hermosas de Buenos Aires, la más linda sin lugar a dudas —dirá un periodista inglés—, pero, en primer lugar, era la hermana de Juan Manuel Manuel de Rosas.

La infancia de Lucio fue feliz. Por lo menos, eso es lo que dice su hermana Eduarda. Pertenecía a una familia poderosa y su tío era el hombre fuerte de la Confederación. Lucio siempre respetaría a don Juan Manuel. A veces deslizaba alguna crítica, alguna ironía, pero en lo fundamental la actitud era de respeto. Viejo y escéptico, escribirá que de niño su tío le parecía un dios; de muchacho, un héroe, y ahora sabía que apenas era un hombre.

Si el niño fue travieso, el adolescente sería indisciplinado y transgresor. Los amoríos con la célebre Pepita y el deseo romántico de los amantes de fugarse a Montevideo para disfrutar de la vida habilitaron la intervención de la policía. Como se trataba del sobrino de Rosas, el escándalo no pasó a mayores, pero los unitarios en el exilio dirían que la conducta del niño Lucio no era muy diferente de la de Camila, con la diferencia de que a Camila la fusilaron, mientras que a él lo mandaron a descansar a la estancia de uno de sus tíos, don Prudencio Rosas.

En esas vacaciones forzosas, Lucio habría de conocer a la que sería su mujer —y su víctima— para toda la vida: Catalina Ortiz de Rosas, hija de Prudencio y, por lo tanto, su prima. Los rumores hablan de otros escándalos y de un viaje a Oriente y Europa para tomar distancia de las maledicencias de los vecinos. Lucio, para entonces, aún no había cumplido los veinte años, pero ya era un joven elegante, desenfadado e inteligente.

Se cuenta que su padre un día lo descubrió leyendo el “Contrato Social” de Rousseau. Se lo quitó y después le dijo a modo de explicación y advertencia: “Mire, mi amigo, cuando uno es sobrino de Rosas no lee el “Contrato Social’ si se ha de quedar en el país, o se va de él si quiere leerlo con provecho”. Lucio se iría al extranjero no sólo a leer libros prohibidos, sino a vivir pasiones prohibidas.

Cuando regresó, dos años después, ya sería para siempre el dandy porteño que asombraría y escandalizaría con sus audacias a la pacata clase alta de la aldea. Después de Caseros, a su familia no la tocaron. Los vencedores persiguieron a los vencidos, pero al general Mansilla no lo molestaron. Tampoco a Lucio y sus hermanos.

Sin embargo, en 1856 Lucio volvería a protagonizar otro de sus célebres escándalos. En una función de gala celebrada en el Teatro Argentino, insultó desde uno de los palcos al senador José Mármol, el autor de “Amalia”. En el teatro estaba toda la clase dirigente porteña, incluido Sarmiento. Según Mansilla, Mármol había faltado el respeto a su familia y, muy en particular, a su padre. En efecto, en uno de los capítulos del libro había una mención a un Mansilla —su padre— que se dejaba sobornar.

Después de semejante escándalo, nadie estaba dispuesto a detenerse en sutilezas literarias. Lucio fue detenido y, gracias a las gestiones familiares, en lugar de ir a la cárcel se lo desterró. Fue así como el muchacho llegó a Paraná, capital de la Confederación. Algunos historiadores aseguran que su viaje a Paraná fue un gesto de solidaridad con el ideario federal. Para esos años, las ideas políticas de Mansilla no estaban muy definidas. Lo más probable es que haya optado por la Confederación por razones personales, pero sobre estos temas nunca se puede decir la última palabra.

Lucio en Paraná se destacó como periodista. Sus artículos eran admirables, a tal punto que luego fue contratado por un diario de Santa Fe y durante unas semanas habría de vivir en esa ciudad, aunque al poco tiempo regresó a Paraná donde podía lucir con más comodidad sus condiciones de gentleman.

Para 1860, Lucio estaba de nuevo en Buenos Aires. Viajaba, escribía, frecuentaba los clubes sociales y era uno de los niños mimados de la clase alta porteña. El bon vivant, el patricio distinguido, el clubman elegante y burlón, era, además, un gran escritor y un hombre valiente. Quienes se atrevieron a poner en duda su coraje debieron enfrentarlo en el campo de honor y, allí, comprobar que podía ser un feroz e implacable duelista.

En la guerra con el Paraguay escandalizaría a los oficiales porque se jactaba de ser el soldado más elegante del batallón. O porque, en lugar de sumarse a la jarana en las horas de descanso, se retiraba a un costado del camino a leer y escribir.

Nunca, ni en los momentos más difíciles, olvidaría que era un Mansilla. Siempre sería un hombre orgulloso de su linaje. Pero también demostraría que, llegado el caso, podía ser atrevido y temerario. En la guerra del Paraguay peleó en las trincheras y se expuso. Dominguito, el hijo de Sarmiento, murió en sus brazos. Los soldados y los oficiales aprendieron a respetar al hombre que se vestía como un gentleman, se burlaba de la vida y de la muerte, leía cuando todos se divertían y escribía cuando la tropa descansaba.

A Lucio Mansilla hay que pensarlo como un hombre de la clase dirigente, como un patricio antes que como un oligarca. Liberal y conservador, siempre estuvo un poco más allá de las ideologías. Fue uno de los exponentes más representativo de la Generación del ‘80, tal vez el más simpático y uno de los más lúcidos. Sus artículos en los diarios, sus célebres causeries, siguen siendo un modelo de prosa elegante, ponderada por escritores como Borges, Bioy Casares y Victoria Ocampo.

Lucio Mansilla escribía como hablaba, pero esa virtud sólo la logran los grandes escritores. Sus frases eran coloquiales, abundaban las digresiones, los comentarios dichos al pasar, el humor refinado, la observación sutil, la palabra elegante. Su libro “Una excursión a los indios ranqueles” es considerado, junto con el “Facundo” de Sarmiento, una de las mayores obras de la literatura nacional. Con ese libro, Mansilla demostró que era algo más que un dandy, un niño bien o un patricio ocioso. Allí estaban la observación medida, la reflexión profunda, la puesta en escena a veces trágica, a veces dramática, nunca pintoresca.

La vida de Mansilla parecía estar iluminada por el éxito y la felicidad. Todos se rendían a su encanto y talento. También a su coraje y a su corazón generosos. Sin embargo, no todos eran brillos en su vida. Su matrimonio fue un fracaso; siempre lo supo. Tuvo cuatro hijos y le tocó la tragedia de verlos morir a todos. El hombre que proclamó la candidatura a presidente de Sarmiento nunca pudo ocupar un cargo político importante, a pesar de que lo deseó hasta el final. Consultado habitualmente por los grandes políticos de su tiempo, jamás lo convocaron a ejercer cargos. Era demasiado inteligente para ser manipulado, demasiado distinguido para ser ignorado y demasiado independiente para ser subordinado.

Murió en octubre de 1913. En París, por supuesto, “la única ciudad donde se puede ser feliz sin hacer nada”. Príncipes, políticos, diplomáticos y poetas se hicieron presentes en la ceremonia final. El principal diario de París le dedicó una columna. La muerte lo encontró con los ojos abiertos y el corazón atento. Admitía haber cometido errores, admitía haber sufrido, pero no se arrepentía de la vida. En uno de sus últimos escritos decía: “Yo amo sin embargo hasta el dolor y el remordimiento, porque me devuelven la conciencia de mí mismo”. William Faulkner no podría haberlo escrito mejor.

El patricio distinguido, el clubman elegante y burlón, era, además, un gran escritor y un hombre valiente. Quienes se atrevieron a poner en duda su coraje debieron enfrentarlo en el campo de honor y comprobar que podía ser un feroz e implacable duelista.

FUENTE: Diario "El Litoral", edición del 28 de diciembre de 2008

jueves, 20 de agosto de 2009

La Academia Nacional de la Historia rinde homenaje a Manuel Florencio Mantilla



Con motivo de cumplirse en el corriente año el centenario del fallecimiento del Dr. Manuel Florencio Mantilla, la Academia Nacional de la Historia realizará una sesión especial para evocar a quien fuera uno de sus primeros integrantes.

En tal sentido, el Dr. Ricardo J. G. Harvey, miembro correspondiente por esta Provincia en dicha Institución, ha recibido del Dr. Eduardo Martiré, presidente de la Academia, la siguiente nota: “Estimado colega y amigo: Tengo el agrado de dirigirme a usted con el fin de hacerle saber que fue designado por la Comisión Directiva para exponer una comunicación histórica que evoque a nuestro ex académico de número, doctor Manuel Florencio Mantilla, en el centenario de su muerte, el día 11 de agosto del corriente.

Al agradecer su colaboración, lo saludo con mi más alta estima y distinguida consideración”.

El Dr. Mantilla, nacido en Saladas en 1853, fue una figura destacada de la política provincial, como dirigente del Partido Liberal, en cuyas filas militó toda su vida.

Tuvo una brillante participación en sucesivos gobiernos que presidiera el partido en que militaba y su permanente aspiración fue lograr la unidad de las filas “celestes”.

Además de su importante trayectoria provincial como Fiscal de Estado primero y Ministro de Gobierno después, Mantilla fue elegido Diputado Nacional en 1880, pero a consecuencia del levantamiento de Tejedor en la provincia de Buenos Aires, a la que Corrientes apoyaba, siendo leal a sus convicciones corrió la suerte de los legisladores que no siguieron a Avellaneda y fueron por ello declarados cesantes.

Más adelante fue nuevamente elegido Diputado Nacional y al término de su mandato Senador Nacional, alta representatividad que mantuvo hasta la fecha de su deceso ocurrido en 1909. A su reconocida trayectoria política


Fuente: www.el-litoral.com.ar

Eduardo García-Mansilla. "IVÁN" Una opera para el Zar Nicolás II.

Por Omar López Mato

Eduardo García-Mansilla nació en Washington hacia 1866 (1), cuando su padre, Manuel Rafael García, era embajador argentino en los Estados Unidos. Su madre era Eduarda Mansilla, hija del general Lucio Norberto Mansilla, el héroe de Obligado, y hermana de Lucio V. Mansilla, aquel de "La excursión a los indios ranqueles". Fue Eduarda una de nuestras primeras escritoras, cuya obra ha caído en un inmerecido olvido.

Joven de talento, Eduardo estudió música con célebres compositores como Jules Massenet, Vincent D’Indiy y Saint Saens en París, mientras era agregado de la embajada argentina. Hacia 1900 fue nombrado encargado de negocios de la Argentina en Rusia, donde no perdió el tiempo. En primer lugar se perfeccionó con Nikolái Rimsky Korsakov. Se casó con una joven de noble cuna, llamada Natalia Ivanona Ossipoff y cultivó la amistad del Zar Nicolas II, al que le dedicó una ópera de su autoría titulada Ivan. Esta obra se basaba en una leyenda rusa y fue estrenada con gran éxito en el Palacio del Hermitage en San Petesburgo ¡Qué tiempos aquellos! Nuestros diplomáticos obsequiaban óperas a sus anfitriones. Hoy los homenajean con empanadas y vino, y en casos extremos, achuras y asados.



* Programa del Teatro Colón de la Ciudad de Buenos Aires, del 20 de julio de 1915,para "Le Jongleur de Notre Dame" de Jules Massenet, y el Estreno de "Ivan" de Eduardo García-Mansilla.

La obra conoció varias representaciones tanto fuera como dentro del país, aunque hace años que no se la interpreta, al igual que muchas de las obras de este distinguido y talentoso compositor, hoy injustamente olvidado.

Esta ópera se estrenó en San Petersburgo, Rusia, en el año 1905, en el Teatro Imperial. En Bs. As., 20 de julio de 1915. Teatro Colón. Orquesta Estable del Teatro Colón, bajo la dirección de G. Marinuzzi. Fueron sus intérpretes: Alfredo Tedeschi, como Iván, Ernesto Caronna, como Casimiro, Genoveva Vex, como Natacha e Ida Mannarem como Marpha.



El argumento es el siguiente:

Transcurre en la pequeña Rusia, en una cabaña cerca de Kiev, en el siglo XVII.
Las mujeres alrededor del fuego se ocupan tejiendo y remendando sus ropas; Natacha, cerca de su nodriza Marpha, también está ocupada en la misma tarea, y su padre, Casimiro trabaja en su banco de carpintero.



Es la víspera de Navidad, y cada uno se entrega a los preparativos de sus vestidos de fiesta. Llega un grupo de aldeanos y con ellos Iván que vienen a saludar al carpintero. Natacha, contrariada por la presencia del joven, se levanta para retirarse, pero Iván se acerca a saludarla y expresarle una vez más su amor. Natacha lo rechaza amistosamente, aunque con firmeza, admirada de tanta constancia. Iván se queja de la actitud de Natacha, pero ésta le responde que no piensa todavía en desposarse, aconsejándole que la olvide buscando su compañera entre las muchachas de la aldea.

Iván le relata un sueño: Dormido en la estepa apareció el sol; tañía las campanas, y una de ellas, más cercana, cantaba con voz humana a su oído. “¡Navidad! ¡Navidad! ¡Espera Iván! Hoy ha nacido el amor”. Casimiro interrumpe la narración diciendo que los dueños de una casa vecina esperan a los aldeanos con grandes agasajos para celebrar las fiestas de Navidad.

Los jóvenes parten llevándose a Iván que prefería quedarse en compañía de Natacha, la cual no comparte la alegría de los aldeanos.

Un espeso velo de niebla oculta la casa de Casimiro, y entre la bruma azulada aparecen los pastores que van a Belén, guiados por una estrella cuyo fulgor aumenta misteriosamente.

La niebla se disipa poco a poco; la casa está iluminada por la luna. Iván abra la puerta y entra; una estrella brilla sobre la cabaña; el joven, obediente a su destino, vuelve a la morada de Natacha, abandonando la fiesta, y conmovido por una fuerza desconocida se arrodilla para rogar a Dios proteja al pueblo de Rusia y ampare su corazón.

Cuando las campanas anuncian la medianoche, cada doncella puede ver en un espejo el rostro del esposo que Dios le destina siempre que sean buena cristiana.

Suenan las doce y Natacha de espaldas a la puerta, levanta el espejo con vivísima emoción, y ve reflejada conmovida y temblorosa la imagen de Iván, que permanece inmóvil en el umbral de la puerta. El joven aldeano se arrodilla y toma entre las suyas una mano que Natacha abandona sugestionada por la revelación del espejo.

Se escuchan coros angélicos que cantan las alabanzas del niño Jesús, y en el cielo aparece estrellado el establo de Belén, rodeado de serafines y pastores que adornan al recién nacido, mientras los querubines anuncian con trompetas de oro la llegada del Mesías. Natacha e Iván de rodillas tienden los brazos al altísimo.

(1) Aquí el autor incurre en un error, Eduardo García-Mansilla nació en la Legación Argentina en Whashington el 7 de marzo de 1871. En 1866 nació su hermano Daniel.

sábado, 15 de agosto de 2009

Los García-Mansilla y el cine: Marc Porel

Una de las características de nuestra familia es su notoria inclinación por el arte. Entre sus miembros tuvimos brillantes literatos, magníficos músicos y destacados pintores.

Pocos saben que algunos miembros de nuestra familia se dedicaron como profesión al séptimo arte. En nuestra rama francesa, tenemos tres actores: Gérard Landry, su hijo Marc Porel y su nieta Beréngère Marrier.

Con anterioridad hablamos de Gérard Landry, hoy nos ocuparemos de su hijo Marc Porel, nombre artístico que adoptó utilizando su nombre real y el apellido de su madre, así se lo conoce en Francia.



Marc Michel Marrier de Lagatinerie Porel, era hijo de Landry Marrier de Lagatinerie y de Jacqueline Porel, nieto de Bernard Marrier de Lagatinerie García-Mansilla y de Simone Lailhacar y bisnieto de Eduarda García-Mansilla y Charles Jules Marrier de Lagatinerie.

Nació el 3 de enero de 1949 en Lausanne, Suiza y murió muy joven de una meningites el 15 de agosto de 1983 en Casablanca, Marruecos.



Desde niño por ser sus padres actores de cine, vivió en los sets la magia del cine moderno y al igual que ellos, decidió ser actor.

Su debut cinematográfico fue con el destacado director francés Costa-Gavras en el film "Un homme de trop". Luego fue a Italia donde bajo la dirección del talentosos Luchino Visconti actuó en las películas "L'Innocent" y "Ludwig, el crepúsculo de los dioses"

En el año 1968, contrajo matrimonio en primeras nupcias con Bénédicte Lacoste y posteriormente en segundas nupcias en octubre del año 1977 con la actriz italiana Barbara Magnolfi con quién trabajó en tres películas:  "Difficile Morire" en 1977  y en 1978  "La Sorella di Ursula" y "Milano Difendersi o Morire".

Marc solamente tuvo una hija, nacida de su primer matrimonio: Bérengère Marrier de Lagatinerie Lacoste, quién al igual que su padre se dedicó al cine. Ella filmó le película "Trocadéro bleu-citron" y murió prematuramente en un trágico accidente a la edad de 22 años el 23 de abril de 1991.

Sus restos reposan junto a los de su padre en el Cementerio de Passy en París,Francia.

Una de las películas en la que trabajó fue "Ludwig, el crepúsculo de los dioses", dirigida por el talentoso director italiano Luchino Visconti. Hemos seleccionado un video, para compartir con todos, que nos muestra un avance sobre dicho film.



Su filmografía es la siguiente:

1967 "Un homme de trop" bajo la dirección de Costa-Gavras
1968 "Des garçons et des filles" con la dirección de Étienne Périer
1969 "Une fille nommée Amour" de Sergio Gobbi
1969 "Le Clan des Siciliens" de Henri Verneuil
1970 "Tumuc Humac" de Jean-Marie Périer
1970 "La Horse" de Pierre Granier-Deferre
1970 "Le Dernier saut" d'Édouard Luntz
1971 "Sur la route de Salina" (Road to Salina), de Georges Lautner
1971 "Les Aveux les plus doux" d'Édouard Molinaro
1971 "Un peu de soleil dans l'eau froide" de Jacques Deray
1972 "La Longue Nuit de l'exorcisme" de Lucio Fulci
1972 "Ludwig, le crépuscule des dieux" de Luchino Visconti
1975 "Quand la ville s'éveille" de Pierre Grasset
1976 "L'Innocent" (L'Innocente) de Luchino Visconti
1978 "Caresses bourgeoises" (Una Spirale di nebbia) de Eriprando Visconti
1980 "Je vais craquer" de François Leterrier
1981 "La Chartreuse de Parme" (La Certosa di Parma), de Mauro Bolognini. Novela para televisión.

viernes, 7 de agosto de 2009

Manuel Florencio Mantilla. El periodista correntino en su centenario.

Por Juan Carlos Raffo.

Sin duda, al releer la historia de nuestra Provincia de Corrientes emerge con perfiles propios y sobresale del relieve de una pleyade de talentosos hombres que abrazaron el periodismo, el doctor Manuel Florencio Mantilla, a quien debemos recordar con estridencia el próximo 17 de octubre al cumplirse el centenario de su fallecimiento.

Nacido en Saladas el 25 de julio de 1853 hizo sus primeras letras en su pueblo y al fallecer su padre, con 11 años, logró con esfuerzo su madre instalarse en la Capital correntina donde terminó el colegio primario en el Convento franciscano. Logró con otro esfuerzo su mamá que ingresara en el Colecio Inmaculada Concepción de Santa Fe. De allí viajó a Buenos Aires a terminar el secundario en el Colegio Nacional Buenos Aires y egresó como abogado en 1874.

Cumplía 21 años cuando recogía su diploma de doctor en jurisprudencia. Egresó de la facultad de derecho en 1874 y se trasladó a Corrientes. Su tesis versó sobre “La Traición a la Patria”. Le había quedado huellas cuando de niño observó como algunos comprovincianos se habían plegado a los paraguayos invasores.

Este hecho grabó en su espíritu profunda indignación y no pudo dejar de consignarlos. Llega el 4 de mayo de 1874 a Corrientes y ocupa un lugar de combate en el Diario El Argos, un periódico afecto a la candidatura del doctor Nicolás Avellaneda y que colaboraba con el gobierno de Gelabert. Lo redactaban el doctor Emilio Díaz, Daniel Artaza y Manuel Pedevilla.

El Dr. Mantilla compró al doctor Díaz su parte y el 10 de mayo comenzó al frente de la redacción acompañado de Daniel Artaza.

No fue partidario de la candidatura de Avellaneda y tampoco de la de Mitre, porque se inclinaba por el doctor Manuel Quintana, a quien admiró siempre.

Tampoco simpatizaba con la alianza gobernante “EL FUSIONISMO” integrado por federales y sectores del liberalismo.

Se sumó al Partido Liberal e inició una intensa tarea de reconstrucción y unificación partidaria. El ambiente de Corrientes estaba caldeado. El Argos cambia de tono, se vuelve crítico al gobierno de Gelabert reconociendo lo bueno y condenando lo malo.

Se venía la elección nacional y Juan Vicente Pampín organizó todo para apoyar a Avellaneda y Roberto Billinghurgst presidió el apoyo a Mitre. Finalmente el periódico el doctor Mantilla, a través de las páginas de El Argos, sotiene la candidatura de Nicolás Avellaneda y la Esperanza la candidatura de Mitre.

Este fue el comienzo der sus luchas. Abrazó la política con pasión, aunque su concepto moderno de lo que debía ser la política le trajo complicaciones permanentes.

No fue gobernador por su enorme desprendimiento pero si aceptó, incluvive presionado por sus amigos y las circunstancias, la diputación nacional y senaduría nacional en dos períodos cada una de esas bancas.

La Ley Mantilla que organiza definitivamente la isntitución Frefectura Naval Argentina, es su iniciativa más trascendente, aunque contribuyó con muchas otras, incluyendo la organización del estado provincial durante el gobierno de Felipe J. Cabral en 1878, inaugurando en esa oportunidad la institución educativa "Consejo Provincial de Educación".

El hombre sin duda de mayor ilustración universal que haya dado Corrientes a lo largo de su historia: filósofo, sociólogo, abogado, historiador por excelencia y autor de la obra que dio base a la historia provincial.

Nunca antepuso su idea partidaria a sus definiciones de hombre de estado. Esto lo llevó a enfrentarse con políticos de Corrientes y del paáis, en muchos casos íntimos amigos.

Pudo ser el vicepresidente de Manuel Quintana antes que José Figueroa Alcorta cuando fue nominado en octubre de 1903 en la Convención de Notables, y una vez más puso el interés del país ante que su persona.

El periodismo fue su pasión. No lo eclipsó su acción partidaria, la que en casos extremos lo llevó a empuñar armas, como 1878 revolución liberal y 1903 revolución radical a la que acompañó en Corrientes.

Cuando fue Ministro de Felipe J. Cabral en 1878, en vísperas de elecciones, abordó el estudio de la Ley electoral, proponiendo ya entonces el VOTO SECRETO. “Aunque era consciente que había que adoptarlo más adelante, porque en ese instante crearía un predominio de los alfabetos, quedando la mayoría de la población a merced de éstos.”

La elección debe ser libre, absolutamente libre decía Mantilla en circular dirigida a las autoridades de Campaña, con motivo de la elección a diputados nacionales. La autoridad tiene en el acto electoral y antes, la misión de garantir la verdad del sufragio; y todo otro objeto que de a sus facultades, es criminal”. Será destituido todo empleado que directa o indirectamente se mezcle en la elección, ya sea en el trabajo como en el votar.

“El gobierno no ha sido establecido para provecho de los que mandan, sino para felicidad del pueblo”. El mandatario es un comisionado del pueblo y le es rebelde, le es traidor, cuando en beneficio propio convierte el mando”.

El 11 de julio de 1878 contrajo matrimonio con Rosalía Pampín, hija del ex gobernador Juan Vicente Pampín y Ana Lagraña.

En el dia del periodista, es bueno recordar y por ello invito a abrevar en la fuente de este notable correntino.

Fuente: Moarandu.com.Diario online. Viernes 7 de agosto de 2009.

sábado, 1 de agosto de 2009

Le paradigme de l'architecture française à Buenos Aires. El paradigma francés en la arquitectura de Buenos Aires.

Desde las primeras décadas del siglo XIX, se fueron imponiendo en Buenos Aires, nuevas ideas respecto al diseño urbano y las formas arquitectónicas como parte de un proyecto mas amplio que aspiraba a superar la herencia española. Las élites posrevolucionarias miraron hacia Francia en busca de inspiración para los puentes, caminos y edificios públicos que consideraban indispensables para la nueva república.



En la década de 1820, por iniciativa de los Ministros Bernardino Rivadavia y Manuel José García llegaron al país los primeros ingenieros franceses contratados especialmente por el nuevo gobierno.

Aun cuando muchas de las obras proyectadas en algunos casos no llegaron a concretarse estos técnicos fueron los pioneros de la arquitectura republicana.

Prósper Catelin (? - 1853), a quien se considera el introductor del gusto francés en Buenos Aires, realizo el pórtico neoclásico de la catedral de Buenos Aires (1822-1827).

Charles Henri Pellegrini (1800-1875) formado en la escuela politécnica de París encaró la construcción del nuevo teatro Colón e integró el consejo de obras públicas del Estado de Buenos Aires.

Pedro Benoit (h) (1836-1897), quién fue nombrado arquitecto constructor de planos en el departamento de ingenieros, asumiendo posteriormente la dirección del departamento topográfico, tuvo actividad relevante desde la función pública siéndole encomendado el trazado urbano y la construcción de varios edificios de la nueva capital de la provincia de Buenos Aires. Levantó en La Plata el Ministerio de Hacienda y el Palacio de Policía. Fue responsable también del modelado de la catedral de la Plata inspirada en la Catedral de Amiens. Contribuyó a hacer del neogótico -univerzalizado desde Francia por Viollet le Duc- el estilo adecuado en la argentina para edificación de los espacios donde debían predicarse las virtudes del espíritu cristiano. Benoit ha sido el arquitecto argentino que mas construyó en el siglo XIX .

En la segunda mitad del siglo XIX la arquitectura fue parte del proceso de cosmopolitización general de la sociedad argentina. En Argentina, desde 1870 hasta entrado el presente siglo, puede decirse que la arquitectura de los arquitectos, la arquitectura de las escuelas de arquitectura como así también la de las elites y el Estado fue preferentemente Beaux Arts.

No resulta entonces sorprendente que al momento de crearse la Escuela de Arquitectura en 1901 sus planes de estudios y métodos de enseñanza se ajusten a los vigentes en l´École donde, por otra parte, se habían formado sus primeros profesores como Pablo Hary, Eduardo Lanús y Alejandro Christophersen, arquitecto del Palacio San Martín (1906).

En 1869, llegó a la Argentina el belga Jules Dormal (1846-1924). Formado en l´École Polytechnique de París, Dormal es autor de una obra vastísima y de calidad entre las que se cuentan la residencia Celedonio Pereda -actual embajada del Brasil- inspirada en el Museo Jacquemart-André de París, La casa de gobierno de La Plata, la residencia Peña -hoy Sede de la Sociedad Rural Argentina-, el edificio de Aguas Corrientes y los interiores del teatro Colón.

Entre los arquitectos formados en la Ecole sobresalen Gastón Louis Mallet que llegó a la Argentina en 1907 y es el autor del proyecto de la sede del Centro Naval, Norbert Maillart (en Argentina de 1888 a 1908) -que fue discípulo de Julien Gaudet- responsable grandes edificios públicos como el Correo Central, el Colegio Nacional Buenos Aires y el Palacio de Tribunales; Edouard Le Monnier que construyó el Jockey Club de Rosario y la residencia de Adelia María Harilaos -hoy Nunciatura Apostólica-; y Paul Pater, autor de la Residencia Ortiz Basualdo, hoy Embajada de Francia- y el Tigre Club.

No menos importante es el aporte de arquitectos que, aún sin arribar al país, fueron autores de importantes proyectos. Son los casos de Louis Sortais: Palacio Paz actual Círculo Militar.Circulo Militar (1912)René Sergent: la residencia Ernesto Bosch, el Palacio Errazuriz, actuales embajada de los Estados Unidos y Museo de Arte Decorativo; y el Palacio Atucha.Museo de Arte Decorativo (ex Palacio Errazuriz)También se puede mencionar a los arquitectos Louis Faure Dujarric (hipódromo de Buenos Aires) y Louis Dubois (hotel Chile, avenida de Mayo, 1295)La influencia francesa se extiende también al diseño urbano, la decoración de interiores y también al paisajismo.

En este último aspecto particularmente importante fue la tarea llevada a cabo a lo largo de sus varios años de residencia en el país por Charles Thays (1849-1934). Entre sus numerosos proyectos se destacan el Jardín Botánico, el Parque Centenario y la culminación del Parque Palermo además de diversas parquizaciones en espacios públicas y residencias privadas en varias provincias.

Fuente: You Tube: CapitanArgentario

Los García-Mansilla y Navarra.

Nuestra familia encuentra todas sus raíces en España. Las cuatro familias que formaron nuestro apellido compuesto son de orígen español. Una de ellas, "Los Aguirre" son oriundos del pueblo de Donamaría, Valle de Santisteban de Lerín, en aquel entonces perteneciente a la diócesis y Partido Judicial de Pamplona, hoy Comunidad Foral de Navarra.


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Navarra es una región que encuentra sus antecedentes históricos en la tribu de los vascones, pueblo que nunca pudo ser sometido totalmente por los romanos y que recibió el aporte de los celtíberos que se instalaron en aquellas tierrras.

El nacimiento del Reino de Navarra es la consecuencia de la lucha de los vascones -gran parte de ellos paganos que permanecieron en su tierra manteniéndose al margen de la política de suevos y visigodos - contra los musulmanes quienes habían ocupado la baja Navarra y algunas ciudades como Tudela y Pamplona.

Los vascones de las montañas mantuvieron su independencia y también se vieron forzados a defender su territorio del ataque de sus vecinos los francos. Estos peligros, fueron probablemente la razón por la cual las distintas tribus de vascones se unieran bajo un mando único, el rey Iñigo I de Pamplona, quién formó alianzas y ejerció una gran influencia sobre el norte de Aragón.



El reino de Navarra fue ganando territorio a lo largo del Siglo XI. Durante el reinado de Sancho III el Grande (1000-1035) alcanzó la hegemonía peninsular, coincidiendo con la anexión del condado de Castilla (1029) . Es en esta época cuando el camino de Santiago consigue fama en todo el continente. Descubierto el sepulcro del Apóstol, fueron miles los peregrinos que se pusieron en marcha hasta Santiago de Compostela. Para facilitarles el camino, el rey Sancho les concedió paso por su territorio, hecho que generó el crecimiento de la población del reino con la llegada de gente allende sus fronteras, en especial francos.

A la muerte de este gran rey, la historia de Navarra transcurre en luchas hereditarias provocadas por sus hijos,mas tarde, tras la muerte de Sancho VII, cae bajo el poder de la dinastía francesa de los Capeto,luego vive los avatares del principado de Viana, su incorporación a Castilla bajo Fernando el Católico quién en 1512, quitó el poder a la Casa de Foix, en la Guerra de Sucesión donde los navarros apoyaron a Felipe V, la guerra de la independencia y las guerras carlistas que duraron casi un siglo para finalmente desembocar en una Comunidad Autónoma de régimen foral.

Situada en una confluencia de caminos entre el norte y el centro peninsular, Navarra ha sido una encrucijada también en el territorio artístico. Consecuencia de ello es un patrimonio cultural y monumental muy diverso. Desde la época magelitica, pasando por la romanización y los visigodos, las influencias artísticas atraviesan valles y las montañas navarras. Pero es sobre todo a partir del arte románico, estilo que en Navarra alcanza gran esplendor, cuando empieza a forjarse un legado artístico de enorme relevancia.

Invitamos a todos a conocer nuestras raíces navarras, disfrutando de este video que nos muestra a Navarra desde el aire.




Fuentes: Canal 6 de Navarra y Guias visuales de España bajo redacción de José María Campos y Carlos Garrido Torres entre otros.

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